La avioneta volaba a muy baja altura, contaba incluso con megafonía y uno de sus ocupantes lanzaba folletos que los niños se apresuraban en recoger y guardar como tesoros caídos del cielo, era propiedad del famoso circo Kron y anunciaba la llegada de su gran espectáculo a Don Benito.
Mi hermano Pepe que asistió a una de las representaciones, incluso fue invitado a subirse a una silla que portaba un elefante, pero declinó la invitación ya que el miedo al ver semejante mole, le tenía atenazado, me contó sobre los elefantes, los camellos y demás fieras y sobre lo graciosos que eran los payasos, haciendo volar mi imaginación. Hoy, por la influencia del cine, los payasos incluso pueden generar terror ¡Cuánto ha cambiado el cuento!
Hoy las carpas de los circos están vacías, payasos, malabaristas, trapecistas, etc. son profesiones a extinguir y hay leyes que impiden que los animales participen en este tipo de espectáculos. Hace un par de años visitó la ciudad el Gran Circo Nevada, se instaló en Las Cumbres y por el estado de sus vehículos se podía adivinar esta decadencia, el último que pasó por aquí fue el Circo Gottani, quedando atrapado por la orden de confinamiento a causa de la pandemia del Covid-19.
Siempre que llega un circo a la ciudad recuerdo aquel verano y siento una inmensa tristeza.
Pocos días después de su paso por Don Benito en 1967, el circo Kron inauguraba su temporada en Badajoz con motivo de las ferias de San Juan, y al igual que lo hiciera aquí, la avioneta en un vuelo rasante surcaba los cielos de la capital, esa fatídica tarde cayó envuelta en llamas en el barrio de Pardaleras, a unos cuarenta metros de la carretera de Sevilla. Los que presenciaron el accidente vieron como volaba a baja altura y despedía mucho humo, pese a que las llamas iban devorándola, por la megafonía, uno de sus ocupantes iba indicando a las gentes que se apartasen, hasta que, tras una maniobra brusca, el avión se estrelló contra un árbol junto al río Rivillas, testigos directos del suceso indicaron que, gracias a la heroica actuación de los ocupantes, se pudieron salvar muchas vidas ese día.
El piloto falleció en el acto, se llamaba José Rodríguez Gilavert, de 28 años, natural y vecino de Santander, su acompañante murió cuando iba a ser intervenido en el quirófano, siendo enterrado en el cementerio de la capital Pacense.
Modelo de payaso Carablanca.
Era uno de los payasos del circo, ese que tantas
risas arrancó días antes a los niños de Don Benito, se llamaba Luis Vicente
Luna Milla, de 26 años, natural de Catarroja (Valencia), actuaba junto a
Pipo y era conocido como El Gran Vicen, era el clásico Carablanca, también
llamado a menudo el Pierrot.
Vicent
y Pipo, eran hermanos y ambos eran músicos, Vicent, tocaba el acordeón y Pipo,
augusto, la guitarra eléctrica.
Debutaron muy jóvenes en un circo de Guillermo Armela. Posteriormente se unió a ellos José Gracia “Cholin”, con el que trabajaron durante mucho tiempo.
Su lápida reza:
“Luis
Vicente Luna Milla. Falleció en accidente de aviación el 23 de junio de 1967.
El pueblo de Badajoz no te olvida”.
No hace mucho leí la noticia de que a un vecino Badajoz, se le ocurrió la feliz idea de recaudar fondos para la rehabilitación de su memoria y su tumba, ya que se encontraba en un pésimo estado, la puerta de hierro y el cristal habían desaparecido, así como el marco de piedra. Finalmente lo consiguió y desde entonces nunca faltan flores en el nicho del “payasito”, que es como lo conocen en el cementerio.
FUENTES Y AGRADECIMIENTOS:
ABC, 24 de junio de 1967
Club de payasos españoles y artistas de circo.
https://cronicasdeunpueblo.es/art/30663/el-circo-krone
https://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/badajoz/lapida-decente-gran-vicen_1108140.html
El desván de Rafael Castillejo.
D.S. Cordero.
José Nevado Escudero.
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