domingo, 29 de julio de 2018

DON BENITO. LOS CHOTOS… A CABEZAZOS



No hace muchos años, era normal ver al ganado recorriendo las calles de Don Benito, recuerdo que cuando era niño, allá por los años sesenta, esta estampa era muy corriente.

 
En la calle San Francisco había tres vaquerías, más de una vez fui con una pequeña lechera de aluminio a por el preciado líquido elemento de la vaca recién ordeñado.



Recuerdo también un gran camión atravesado en la calle Santiago, descargando cochinos en casa de Capilla, de vez en cuando alguno se escapaba huyendo de su fatal destino, sus gruñidos nunca los he olvidado. 




Además observé en mi calle (San Marcos) el paso de chotos y becerros amparado por la puerta de mi casa a modo de burladero, asomado por el postigo y de vez en cuando los citaba, pues por aquel tiempo yo quería ser…  torero, jajaja. 




Se dirigían a un gran recinto, “El Corral de Señó Feliciano”. Por aquel tiempo la calle estaba sin asfaltar, era de tierra con un canal de saneamiento que corría calle abajo, imaginad cómo quedaba tras el paso de un rebaño.  Al ser la agricultura y la ganadería las principales actividades de la población, muchas de las casas contaban con una cuadra para guardar a las bestias de labranza, burros y mulas generalmente. Sobre esta cuadra se asentaba un pajar y junto a ella el típico hoyo del estiércol, había otras dependencias a sumar, como las zahúrdas y los gallineros, por eso solían tener un amplio pasillo la casas, para el paso de estos animales. 




Más de algún percance aconteció por este trasiego de ganado, como aquel sucedido en 1928 en la vecina Villanueva de la Serena cuando se desmandó una vaca de la ganadería de don Antonio Mesa. Entró en las calles de la población, atropellando cuantas personas encontraba a su paso. En la calle San Benito una niña de corta edad trató de defenderse abriendo y cerrando su paraguas, pero la vaca la arrolló causándole lesiones en la cabeza. Entonces salió de la calle Clavel un joven de veinte años llamado Diego Calderón Moragas, que llamó la atención del animal, y al ser acometido por éste lo asió de los cuernos y luchó a brazo partido hasta conseguir derribarlo y romperle un cuerno, salvando de esta manera heroica a la niña, tan solo sufrió una pequeña lesión en su mano izquierda.



El 23 de noviembre de 1928 se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, la concesión de siete premios de 300 pesetas cada uno, Diploma de Mérito e insignia “Pro Infantia” a las siguientes personas por haber salvado la vida de un niño:
Huérfanos de doña Balbina Urquiza Álvarez, de Ribera Baja (Álava); don Diego Calderón Moragas, de Villanueva de la Serena (Badajoz); D. Juan Serra Serra, de Santa Eulalia del Río (Baleares); D. José Quintana Palumeras y D. Paulino Pérez Palacios, de Barcelona; D. Francisco Molina Gerbilas, de Bérchules (Granada); D. Tomás Petrirena Archea, de Sumbilla (Navarra), y doña Amparo García, de Masalavés (Valencia).

También se solicitó para Diego, por parte del pueblo, la alta recompensa de la cruz de Beneficencia.

Al leer esta noticia me vino a la mente una de esas frases que ya había olvidado con el paso de los años y que solía decir un antiguo profesor mío, era algo así: “Eres más bruto que los de Villanueva, que matan los chotos a cabezazos”, tal vez se refería a la hazaña del bueno de Diego Calderón Moragas.



Agradecimientos y Fuentes:

  • HERALDO DE MADRID, 31 de enero de 1928.
  • VILLANUEVA DE LA SERENA APUNTES HISTORICOS SIGLOS XIX Y XX, de Jesús Barco Sánchez.
  • Juan Ricardo Montaña.
  • Diego Sánchez Cordero.

viernes, 20 de julio de 2018

DON BENITO. LAS TORMENTAS



Una chispa eléctrica mató al asno, pero afortunadamente resultó ileso el jinete.


Siempre que se desencadena una tormenta me acuerdo de mi padre, pues le daba un miedo terrible. Me contó una vez que cerca de su pueblo natal (Valencia de Alcántara-Cáceres) había una roca pararrayos y que todas las chispas iban a parar a ella.


Tormenta en Don Benito, la grabé desde mi balcón,  el 17 de junio de 2017

También eran terribles las inundaciones que se producían no hace tantos años en algunas calles de Don Benito por el deficiente sistema de saneamiento, espectaculares eran las de la calle Santiago allá por los años 70. Afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales.






Julio de 1925 fue una época de gran actividad tormentosa en Extremadura, espectacular fue la que arrasó Jerez de los Caballeros causando grandes daños en las mieses y devastadora la que cayó sobre el pueblo de Valle de Santa Ana, ya que causó dos muertos.

En la dehesa denominada de Roya, sita en las proximidades de dicha localidad y para guarecerse del temporal, se ocultaron en un carro los operarios agrícolas Lorenzo Sánchez, Pedro Barriga González, Diego Díaz Ceballos y un hijo del primero.

Una chispa eléctrica cayó sobre el vehículo, mató a Lorenzo y a Pedro e hirió gravemente a los restantes.



Nuestra zona  tampoco se libró de las tormentas, el día 17 de julio de 1925, por la carretera de Medellín a Don Benito marchaba montado sobre un burro el vecino Manuel Cidoncha. Una chispa eléctrica mató al asno, pero afortunadamente resultó ileso el jinete.

 ANTI-TORMENTAS

En otros tiempos, algunas iglesias, como por ejemplo la de Santiago, disponían de su propio sistema anti-tormentas, los Conjuratorios.  Un balcón desde donde el sacerdote lanzaba conjuros contra las plagas y tormentas. 

Escalera acceso al campanario de la iglesia de Santiago de Don Benito


Esta antigua práctica, trataba de alejar el mal que podían engendrar los elementos atmosféricos sobre la feligresía, indefensa entonces ante la fuerza del rayo, el viento, la tormenta, o el frio. EL mal podía venir también en forma de inundaciones o riadas que anegaban los campos o también de enfermedades, como la peste, que diezmaban la población. Pero también podía llegar en forma de sequía y entonces, aparte de las rogativas habituales que se celebraban en la Iglesia, también se conjuraban los elementos atmosféricos para la protección de las cosechas, único medio de subsistencia para la población en otros tiempos. Por ello, desde la Edad Media, toda Iglesia que se preciara de cierta relevancia disponía de conjuratorio y su uso era a discreción del párroco de turno.



 Una oración popular conocida como “Tentenublo” (Detente, nublado) dice lo siguiente:

“Tentenublo, tente en ti, no te caigas sobre mí; guarda el pan, guarda el vino, guarda los campos, que están floridos” 

y que supongo iría rezando nuestro paisano Cidoncha cuando le cayó el rayo.


FUENTES:

Fotos: D.S. Cordero y dovane63
Diario La Voz de Madrid de fecha 18 de julio de 1925
Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española.



miércoles, 18 de julio de 2018

18 DE JULIO. SIMBOLOS




Las cosas no siempre son lo que parecen. Mientras observaba embobado la fachada de la imponente catedral de Santa María de la Sede de Sevilla, catedral que tras San Pedro de Roma y San Pablo de Londres, es la tercera más grande del mundo, algo llamó poderosamente mi atención.



Son estos grafitis que vemos en las fotos, dibujados en las paredes y en color rojo, junto a la entrada de la iglesia del Sagrario y en la calle Alemanes, aparecieron tras una reciente limpieza de la fachada. En un principio pensé que datarían de tiempos de la guerra civil, por el símbolo que se repite (una uve mayúscula a la que se le suman una te y una erre y se le adivina la compañía de una ce y una o. V-I-C-T-O-R) símbolo que asociamos al franquismo, pero no es este su origen, este símbolo procede del Bajo Imperio Romano y fue adoptado por varias universidades españolas, como la de Salamanca, Alcalá de Henares o Sevilla, los estudiantes de siglos pasados los plasmaban en las paredes a modo de vítores cuando conseguían doctorarse, celebrando de esta manera tan… ¿gamberra? el fin de su etapa académica. 




En Don Benito he visto algunos iguales, como por ejemplo el que se conserva en los portales de la plaza de España (foto adjunta) y que algún nostálgico de tiempos pasados estampó en esta pared.

foto: dovane63 - en la plaza de España de Don Benito

Su significado en este caso es bien distinto, es un emblema de Franco, se lo apropió (como hizo con muchos otros símbolos) y lo eligió para el Desfile de la Victoria celebrado en Madrid el 18 de julio de 1939, siendo utilizado a partir de entonces durante toda la etapa de la dictadura.







El Águila de San Juan en el escudo de Franco es otro ejemplo, ya era utilizado en las armas de los Reyes Católicos y que también podemos ver en este magnífico azulejo de la casa de Madrigalejo (Cáceres) donde murió el rey Fernando. 


Me comentó como anécdota, Alba (la técnico de Turismo), que muchas de las personas que visitan la casa piden hacerse una foto junto al escudo de "Franco” como recuerdo, pero en realidad es el escudo de los Reyes Católicos, esperemos que a algún "iluminado" no le dé por pedir que lo quiten.