sábado, 1 de julio de 2023

DON BENITO. LAS DISCOTECAS


Los jóvenes de finales de los años 70 y principios de los 80 , todos los sábados teníamos varias citas con la música y el baile, primero con un programa de televisión que se llamaba “Aplauso” lo presentaban José Luis Fradejas, Silvia Tortosa y el inolvidable Nacho Dogan, entre otros. 

 

 

 

En mi casa teníamos un televisor marca INTER en blanco y negro, había solo dos cadenas y no tenía mando a distancia. 

 


 

Contaba este aparato en cada uno de sus laterales, de preciosa madera barnizada, con un gran altavoz, junto a uno de ellos colocaba el micro de un cassette PHILIPS, como el de la fotografía, para grabar viejas cintas. Había que rellenar con papel los huecos que tenía la cinta y se sujetaba con tesafilm para poder grabar encima, ese era el pirateo, en la que la música, aparte de ser escuchada, se podía tocar.

 


 

Terminado el programa, ya nos encontrábamos como se dice “con las pilas cargadas” y tras pasar un buen rato en el cuarto de baño escuchando la música previamente grabada, emulando frente al espejo a John Travolta en Fiebre del Sábado Noche, íbamos de casa en casa recogiendo a los amigos de la pandilla hasta llegar al último, que siempre nos hacía esperar más de la cuenta (eras tú, Jaime).

 


 

Fue aquella una época de grandes cambios, no existía internet, ni tan siquiera podíamos imaginarlo. 


Solíamos ir al cine y a los Recreativos de la plaza o del la C/. Arroyazo, pero por aquel tiempo descubrimos la discoteca. La primera a la que accedimos se encontraba en el Círculo de Artesanos, la entrada estaba por la calle del “Hospicio” pero la verdad no fuimos mucho, porque la entrada estaba muy restringida a los que no éramos socios.

La que con asiduidad visitábamos y era nuestra favorita, fue la del Hotel Miriam, aunque a veces el portero no nos dejaba entrar por la poca edad que aparentábamos, y teníamos claro.

 

 

El Miriam era famoso por su Baile de Disfraces que se organizaba la noche de Reyes, casi siempre ganaban Manolin Capilla y Paco Parejo.

 

Manolín Capilla y Paco Parejo en el Miriam, disfrazados de Curro Jiménez y El Algarrobo

 

En el Miriam bailábamos los éxitos que habíamos escuchado anteriormente en “Aplauso”, aunque algunos temas tardaban en llegar y casi siempre ponían las mismas canciones, primero la música movida y luego llegaba “lo lento” que era la parte que más nos gustaba.

Ron Bacardí con limón y Dyc o Ginebra Gordons con Coca-Cola era lo que se estilaba por aquel entonces, aunque la economía no daba para mucho y nos conformábamos con lo que había, nada de botellón, el mismo vaso en la mano toda la noche.

Fumábamos tabaco Bisonte, sin filtro.

 

 

Cuando sonaba el tema “The Ballroom Blitz” del grupo británico The Sweet se encendían las luces y ya sabíamos que nos teníamos que marchar, finalizaba el baile.

 


 

Terminada esa primera etapa, nuestros lugares de encuentro y diversión fueron otras discotecas, como Capricornio, Chevalier, Milord, El Gran Maestre… 

 

En la C/. Ayala, junto a la esquina de la C/. Espronceda se encontraba la discoteca Milord.

La discoteca Capricornio estaba en la Plaza Sánchez Cortés, donde antes estuvo otro establecimiento conocido como Maikel.

 La discoteca Chevalier se encontraba en la C/. Portugal

El maestre de encontraba en la C/ Pérez Galdós, solían poner una armadura medieval en la puerta, se aprecian en la  fotografía de Diego los faroles de su fachada y su portero era  José Velarde, más conocido como "Pepe El Manquillo".


José Velarde con el uniforme del Gran Maestre y Alfredo que era el DJ.

Foto cedida por: Paco Sanfran

Y en ocasiones puntuales visitábamos las discotecas de algunas de poblaciones cercanas como Los Robles y Olimpo en Villanueva de la Serena, La Cabaña en Medellín, o la recordada New Barbacoa de Guareña.

El germen de esta afición por la música y el baile posiblemente estaba en las reuniones o guateques que se celebraban en las casas particulares.

Algunos guateques en nuestras ciudad fueron tan populares que incluso tuvieron que cobrar entrada. Me cuenta un amigo que en una ocasión llegó el jefe de los municipales D. José Torvisco y con la amabilidad que le caracterizaba les dijo:

- Mirad hijos, esto no puede ser, pues hay locales que se están quejando.

En casa de mis padres también se celebró alguno que otro en la terraza, recuerdo ayudar a mi hermano a pintar las bombillas de colores.





 

Logotipo de la discoteca Milord y su propietario, Pedro Valadés Álvarez.

La discoteca Milord habría sus puertas diariamente de 21:30 horas hasta las 4 de la madrugada.

El precio de la entrada era de 100 pesetas para el hombre y gratis para la mujer. Los sábados y festivos los precios subían a 250 los chicos, con consumición y 100 pesetas para las chicas.



Tenía dos horarios: uno para los más jóvenes hasta las 23:30 y otro de 23:30 en adelante para las parejas, una media de 125 personas por día visitaban esta discoteca.

El portero era el Señor Ventura, que también lo era de "El Parquecillo".

 

 

José María Guisado Marquez de Prado y Miguel Gutiérrez Portero, primeros socios de la discoteca Chevalier. El nombre lo eligieron como homenaje póstumo al gran “chanchonier” francés de idéntico nombre y de memoria inolvidable como fue Maurice Chevalier.

 


 


 Dovane, vaso de cubata en mano, y un grupo de amigos en la discoteca Chevalier.



Durante las ferias de febrero y septiembre, numerosos espectáculos musicales se organizaban y grandes artistas visitaron la ciudad.

 








Entre semana éramos de cine y bares. Yo creo que no nos quedó ninguno por pisar, desde el Bar La Cueva hasta El Maestre, en el que solía invitar a mi novia a un cocktail llamado "San Francisco".

 


Pero el que más frecuentábamos era El Jomi… con su largo y estrecho pasillo, bar en el pedíamos un tercio Skol con dos vasos mientras echábamos una partida en la máquina recreativa de los marcianitos y escuchábamos música en esta máquina tipo Jukebox que aún conserva su dueño, Manolo Ortiz y que vemos en esta fotografía.

 


 

 

Si había algo ahorrado, pues a buscar la música del momento a la tienda de Dueñas que solía traer buenos vinilos, o cintas en el mercadillo, y si no lo encontrábamos, había que desplazarse hasta Villanueva, a Discolandia o en el boletín Discoplay, que muchas veces era la única manera de conseguir ciertos títulos, aún conservo algunos ejemplares de esta revista, afortunadamente por aquella época no había regatón. 




Ya no recuerdo la última vez que compré un disco.


 
 


Cómo han cambiado los tiempos, hoy con un clic de ratón puedes escuchar lo que quieras, pero ni es lo mismo ni la música es la misma. 

De vez en cuando suelo revisar aquellos viejos Lps que tanto nos hicieron disfrutar y soñar, volviendo a sonar aquellas melodías que hoy se han convertido en recuerdos.

 

Fuentes y agradecimientos:

- D.S. Cordero.

- Archivo personal de DOVANE63

- Todocolección.

-  Andrés Sánchez Díaz.

- Familia Ortiz.


4 comentarios:

  1. Qué bonito y qué recuerdos

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  2. Manolo el del Jomi buen amigo de mi padre ,cuantas veces le habrá cambiado Antonio el de los futbolines la aguja a esa máquina.

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  3. Antonio, que bien estáis Marisa y tú en la imagen del Milord!
    Y en la imagen de Diego creo reconocer a las hermanas Morcillo, Fita y Maricarmen, a Joaqui, a Rosa, la hermana de mi amiga Raquel y no sé si la del primer plano pueda ser una chica muy linda que se llama Felisa.
    Lo que hace ser del 68!
    Yo sólo frecuenté la Capricornio y el Maestre.
    En esta última discoteca fue donde conocí a mi marido y tuvimos nuestro primer baile, un lento en el que yo ejercía de muro de Berlín 😂
    En lo demás me he visto totalmente reflejada, quitando en que después de Aplauso nos íbamos a jugar al Béisbol (sin bate, con brazo y pelota blanda) o al balón tiro. Aunque pronto llegaron también las salidas a las discotecas y la pandilla fue aumentando.
    Qué momentos tan bonitos de cines, bailes y amigos!!
    Menos mal que ya nadie nos puede quitar lo bailao!!💃
    Un besazo para Marisa y para ti.
    Isabel Rguez.M.

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  4. Agradezco la pulcritud del artículo. He estado en todos esos sitios y he de decir me muchas veces nos íbamos a Villanueva porque " había más marcha. Soy de los Zorromonos y arranca el asunto de los bailes de disfraces del Miriam. Capilla y Parejo ganaban, pero yo gane un año y otros quedamos segundos. Reivindicó el bar El 21, de mis amigos / cuasi familia Guzman Calderón.

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