En la calle lateral derecha, segundo piso del retablo de la
iglesia de Santiago, se encuentra una copia realizada por Juan Aparicio
Quintana de un cuadro de un pintor poco conocido, llamado Juan Martín
Cabezalero. Titulado: La Asunción de la Virgen.
Está fechado (el original) entre los años 1665/70 y se
conserva en el Museo del Prado de Madrid. El autor se basó en una estampa de un
cuadro Rubens para realizarlo.
Este artista nació el año 1633 en Almadén, pero su carrera
la desarrolló en Madrid, siendo discípulo Juan Carreño de Miranda, pintor de
corte del rey Carlos II de España. Su obra es corta y poco conocida pues la
muerte le llegó muy joven, a la temprana edad de 40 años.
En este cuadro vemos representada la subida al cielo, ayudada
por los ángeles, de la Virgen María, mientas un grupo de personajes observan
atónitos su sepulcro vacío. La gama de colores utilizada por Cabezalero refleja
una gran influencia de la pintura flamenca. El original fue comprado por el rey
Fernando VII para el Palacio Real de Aranjuez. Antiguamente estuvo atribuida a
otro discípulo de Carreño, a Mateo Cerezo.
Juan Aparicio fue la piedra angular de la pintura del siglo
pasado en nuestra ciudad, discípulos suyos fueron nada más y nada menos que:
Antonio Gallego Cañamero, Antonio Reyes Huertas, José Gallego Sánchez “Pepe
Sefui”, Pedro Casado García, Antonio Martín-Romo Sánchez, Antonio Martín-Romo
Morales y muchos más.
Muy acertadamente el Cronista Oficial de Don Benito, D. Diego
Soto Valadés, dice de él:
“Juan Aparicio es una
figura eminente de la pintura y el arte en Don Benito, representa toda una
etapa en la vida de nuestra Ciudad, sin estridencias”.
Yo creo Diego, que tienes mucha razón y que merece la pena
acercarse a este templo tan solo para contemplar estos cuadros, no hay que
entender mucho para darse cuenta de que fueron realizados por la mano de un
gran maestro.
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