martes, 2 de junio de 2020

VISITANTES DE ESCRITORIO. Hoy: Alejandro González Pizarro


Al amigo que nos visita hoy, le conocí mientras desayunábamos churros en la estación de ferrocarril de Villanueva de la Serena (Badajoz).




Aquel día fue una jornada gloriosa, pues aparte de conocer a otros miembros del Grupo Recorvo, el resultado fue algo que ninguno de los presentes nos podíamos ni imaginar, se grabó en vídeo y terminó proyectándose en el  “FIRENZE ARCHEOFILM Festival Internazionale del Cinema di Archeologia Arte Ambiente” que se celebró en la ciudad de Florencia (Italia) bajo el título: “Pinturas Huerta del Capellán”.


VIDEO PINTURAS HUERTA DEL CAPELLÁN

Alejandro es profesor de ciencias y un apasionado del arte rupestre. En los últimos años ha descubierto más de 100 abrigos con arte rupestre en Extremadura, los cuales ha reportado a las autoridades. 

Ha participado en algunos estudios de arte rupestre:

http://www.archeoacustica.net/home-page/e

y aparecido en el programa Lince con Botas hablando del centenario de la visita del prehistoriador Henri Breuil en Extremadura:

http://www.canalextremadura.es/el-lince-30/el-lince-30-tras-los-pasos-de-henry-breuil-210618

Posee dos blogs dedicados al arte parietal rupestre, y en uno de ellos:
 
http://henribreuil.blogspot.com/

busca los abrigos encontrados por Breuil, comparando los calcos que realizó hace 100 años con los que nos facilitan ahora las nuevas tecnologías. 

Actualmente administra un grupo de Facebook dedicado al arte rupestre en Extremadura con más de 1000 miembros:

https://www.facebook.com/groups/467258433326503

Sigue haciendo salidas por toda la región con sus amigos del Grupo Recorvo y para esta ocasión quiere compartir con nosotros este extraordinario trabajo.





Primera aproximación al abrigo Menín: un nuevo ejemplo de arte parietal esquemático en la sierra de Hornachos (Extremadura)


ALEJANDRO GONZÁLEZ PIZARRO

ALEJANDRA MACÍAS BERMEJO


RESUMEN: Están documentados desde tiempos del naturalista francés Henri Breuil varios abrigos con arte rupestre esquemático en la sierra de Hornachos. A día de hoy siguen apareciendo nuevos yacimientos por toda la sierra con una gran variedad de motivos esquemáticos, generalmente encuadrados en el periodo calcolítico. Presentamos un nuevo abrigo con motivos zoomorfos, antropomorfos, esteliformes, y curiosas figuras seminaturalistas.




Introducción.

Desde que se tuvieron las primeras noticias de la presencia en la sierra de Hornachos de arte rupestre esquemático hace ya 100 años son muchos los nuevos yacimientos que han ido apareciendo año tras año. Breuil nos dio noticias de varios abrigos repartidos en dos zonas; siete en el Peñón Grande, y dos en La Sillá [1]. Ya en tiempos actuales Hipólito Collado realiza un elaborado estudio sobre motivos aparecidos en la vecina Sierra de Pinos [2]. Hoy día se conocen decenas repartidos por toda su geografía y se sospecha que son muchos los que quedan por aparecer. Creemos que para su comprensión global quizás sería necesario un corpus que los reuniera a todos.

En este estudio nos aproximaremos a un abrigo de dimensiones modestas pero con una gran variedad cromática y tipológica de representaciones, al cual hemos llamado abrigo Menín.

El medio físico y natural.

Como tantas otras pequeñas sierras en Extremadura (Monfragüe, Sierra de San Pedro, Villuercas, etc) las sierras de Hornachos están formadas por cuarcitas ordovícicas o armoricanas. El origen de este tipo de rocas se remonta al suelo arenoso de las aguas someras del mar de Tetis, aparecido al dividirse el supercontinente de Pangea en Laurasia y Gondwana. Con el tiempo estos bancos de areniscas fueron sometidos a una gran presión y calor, formando la dura cuarcita. Esta presión y calor no fue suficiente para fundir la roca, por lo que podemos encontrar restos fósiles como cruzianas o bivalvos en estas sierras, pero sí la suficiente para compactarlas. Procesos de arrastre posteriores han sacado a la luz estos estratos en forma de crestones o farallones, con una cuarcita blanca y lisa muy apreciada por el hombre prehistórico para sus representaciones artísticas.

La Sierra Grande de Hornachos está catalogada como zona especial de protección de aves (ZEPA) con una extensión de 12.469,54 Ha. Se considera parte de la comarca de Tierra de Barros, en la provincia de Badajoz, siendo el enclave montañoso más alto de la comarca. Su pico más alto es el Peñón de Marín, con 943 msnm, y sus laderas son tributarias de 3 ríos: Matachel, Guadámez, y Palomillas.

Con respecto a la flora, aparte de dehesas, tierras de cultivo, y pastizales, destaca un exponente muy bien conservado de bosque mediterráneo. Entre encinas y alcornoques abunda una gran variedad de matorrales, que han hecho bastante inaccesible el entorno y por tanto un buen refugio para las aves, como el águila perdicera, el águila real, águila imperial, cigüeña negra, alimoche, o buitre leonado [3].

El abrigo.

El abrigo se sitúa en la solana del cerro donde se encuentra la alcazaba árabe. Está muy cerca del núcleo urbano, a tan sólo 150 m de las últimas casas de Hornachos y a 30 m del camino conocido como senda de los escalones. A pesar de cercanía a la población, el hecho de que se encuentre en una plataforma a unos 5 m de altura y a su vez a unos 2 m sobre esta plataforma, junto a zarzas, esparragueras, y chumberas, ha hecho que pase hasta ahora inadvertido. Las paredes que conforman el abrigo están inclinadas, de manera que llegan a juntarse en su parte superior, dando al abrigo el aspecto de covacha de poca profundidad, pero gran altura. Si seguimos la clasificación propuesta por H. Collado y colaboradores, el abrigo encaja en el Tipo II: Abrigos o covachas de cierta amplitud y una profundidad variable, aunque sin llegar a superar los 10 m [4].

Encontramos dos paneles en la pared que mira al SE. El primero de ellos se encuentra a unos 2 m de altura y en su parte inferior hay una estrecha repisa que debieron de utilizar los artistas para crear su obra. El segundo se encuentra a su derecha, a unos 5 m, y se encuentra más elevado, unos 4 m. Se accede también por una estrecha repisa en pendiente hasta llegar a una pequeña plataforma desde la que fue pintado.


Fig. 1: Aspecto de la covacha vista desde la Senda de los Escalones


Fig. 2: Posición relativa de los dos paneles






Panel 1.

Es el panel más extenso de los dos y el que contiene mayor número de motivos. Se sitúa en una cuarcita bastante lisa e inclinada hacia adelante. La parte pintada ocupa una superficie de 140 cm de alto por 120 cm de ancho. El estado de conservación es desigual, siendo mejor en la parte superior que la inferior, y bastante buena en la parte segregada en la roca izquierda. Todo el panel está cubierto por una capa de sales, la cual si algún día es eliminada, permitiría una mejor visualización de las figuras.


Fig. 3: Calco completo del panel 1

Debido a su extensión hemos creído conveniente dividirla en partes para su mejor estudio.

A. Parte izquierda:

Fig. 4 Calco de la parte izquierda

Esta composición está formada por cinco antropomorfos sexuados de distinta topología de color rojo intenso y un esteliforme. Por debajo de estas, y en un tono violáceo, se observan trazos más antiguos de líneas y puntos. Los antropomorfos tienen un tamaño de 15 cm el mayor y apenas 4 cm el menor. Llama la atención el superior, de tipo Y, y sobre todo el oculado.

No es habitual en Extremadura ancoriformes oculados de este tipo, pero encontramos un paralelo (Fig. 5) en el famoso Cancho de las Palomas, en la sierra de San Serván, a 44 km enlínea recta, siendo descritos por León Gil y García-Verdugo Rubio, quienes los remontan a los inicios del periodo Bronce I [5].

Fig. 5: Oculados en la sierra de San Serván

Fig. 6: Detalle de la composición

Fig. 6: Parte superior

B. Parte superior:


En la parte izquierda podemos observar agrupaciones de puntos y barras. En la zona central trazos curvos de lo que debió ser un motivo de mayor tamaño parcialmente perdido. En la parte derecha observamos un zoomorfo de unos 5 cm sobre un antropomorfo ancoriforme.







C. Parte intermedia:
Fig. 7: Parte Intermedia

En la parte izquierda, por debajo de los motivos vistos ante-riormente, encontra-mos una extraña esuna serie de puntos en color amarillo, que deben ser anteriores. A su derecha encontramos otro antropomorfo, esta vez más convencional, de unos 8 cm de alto, y sobre él un esteliforme bastante perdido y más antiguo. Bajo él encontramos lo que asemeja otro esteliforme, este contemporáneo a la figura. En la parte derecha encontramos dos figuras de unos 10 cm de alto, y de color amarillo, que representan dos antropomorfos, uno de ellos claramente sexuado.

tructura que se une a un cuadrúpedo. Quizás se trate de un jinete muy esquematizado, ya que la cabeza sería similar a la del antropomorfo que encon-tramos justo a su derecha. Este antropomorfo (en esta lámina faltan las piernas) tendría algún tipo de tocado, penacho, o casco. Bajo él se encuentra una serie de puntos en color amarillo, que deben ser anteriores. A su derecha encontramos otro antropomorfo, esta vez más convencional, de unos 8 cm de alto, y sobre él un esteliforme bastante perdido y más antiguo. Bajo él encontramos lo que asemeja otro esteliforme, este contemporáneo a la figura. En la parte derecha encontramos dos figuras de unos 10 cm de alto, y de color amarillo, que representan dos antropomorfos, uno de ellos claramente sexuado.

Estas figuras y otros restos amarillos en el panel, nos indica que debió de existir uno anterior en este color, sobre el cuál se pintó el reciente en ocre.

D. Parte Inferior derecha:


Fig. 8: Parte inferior derecha

En esta lámina vemos las extremidades inferiores del antropomorfo que en la anterior lámina no podíamos ver. Bajo él hay un ancoriforme y una barra. En la parte derecha vemos unos petroglifoides muy perdidos (posiblemente contemporáneos al esteliforme que se observa en la Fig. 7) y bajo ellos restos de un pequeño antropomorfo y agrupaciones de puntos.

Las representaciones continúan en la parte inferior, pero en tan mal estado y con tanta superposición de motivos, que ha sido imposible realizar un calco de los mismos. Quizás el día en que se trate el panel aparezcan.

E. Parte Inferior izquierda:

Esta parte del panel parece independiente de las otras, ocupando un lugar bien definido en la pared. Está dominado por dos esteliformes de unos 9 cm, con diez y siete radios respectivamente. A su alrededor encontramos puntos y barras difíciles de interpretar por su estado, pero algunas podrían representar antropomorfos muy esquematizados en forma de cruz.

Fig. 9: Parte inferior izquierda

En general, nos encontramos ante un panel muy extenso, y en el que encontramos al menos tres periodos distintos de ejecución: el momento en que se hicieron los motivos de color amarillo, el momento en el que se hicieron los motivos ocres inferiores, y por último los que son rojo más fuerte, que dominan actualmente la composición.

También parece que hay varias manos ejecutoras en este panel, ya que nos encontramos ante una gran variedad de formas de representar antropomorfos, zoomorfos, o esteliformes, lo cual denota distintos estilos.

Panel 2.

Este panel es de menor extensión que el anterior, y bastante más homogéneo y bien conservado. Aunque está a mayor altura, en general está mejor resguardado, por lo que la cuarcita se ha conservado en mejores condiciones (excepto algunas concreciones de sales en algunas zonas).


Fig. 10: Panel 2

Vamos a verlo en tres partes:

A. Parte superior:

Esta parte se encuentra en un escalón que hace la roca por encima del panel principal. Está formado

por dos motivos: un cuadrúpedo de color rojo oscuro de unos 10 cm de largo, y a su derecha un ancoriforme de tipo golondrina en el mismo color y de unos 4 cm. Si nos atenemos a la clasificación que hace Pilar Acosta sobre la figura humana, esta figura de tipo golondrina es una esquematización donde se han perdido los miembros inferiores, y lo que observamos es cabeza, abdomen, y extremidades superiores [6].


Fig 11: Abrigo 2. Parte superior.

B. Parte intermedia:

Realizado con una pintura similar a la parte superior, pensamos que es contemporáneo a los anteriores motivos. Arriba encontramos tres trazos, uno horizontal y dos verticales, que asemejan los cuartos traseros de un zoomorfo. En total mide unos 15 cm de largo. A su derecha encontramos tres trazos circulares paralelos realizados con una tinta que en algunas partes tiende a ennegrecer. Mide unos 20 cm de largo y podría ser parte de una figura de mayor tamaño, ya que la roca se ha estropeado a la derecha. Por debajo de ella un esteliforme muy perdido.

Dominando la escena encontramos lo que parecen a primera vista tres antropomorfos, pero si nos fijamos detenidamente vemos que hay al menos cinco, ya que hay dos superpuestos a otros dos. El más pequeño tiene unos 10 cm de alto, mientras que el más grande tiene 19 cm.


Fig12: Panel 2. Parte intermedia

C. Parte inferior:

Esta es quizás la parte más interesante del panel. En ella vemos dos figuras antropomorfas seminaturalistas, con cabeza redondeada, glúteos abultados, y brazos de perfil horizontales. Cada figura mide unos 13 cm de alto.


Fig. 13: Panel 2. Parte inferior


El estar de perfil con las extremidades inferiores separadas da una sensación de movimiento nada habitual en el arte rupestre esquemático. La figura de la izquierda tiene perfectamente marcados los dedos de uno de sus pies., mientras que la figura de la derecha tiene una protuberancia que aparenta ser un falo, pero que podría ser un simple punto que se realizó cerca de la figura.

Llama la atención que en algún momento se han intentado eliminar estas dos figuras rayándolas con algún objeto punzante. Esto se ha conseguido tan sólo parcialmente, pero la persona que lo hiciera ha tenido mucho empeño en borrar alguna figura que habría delante del antropomorfo derecho. Quedan muchos restos de incisiones en todo el panel.

Fig. 14: Situación de las zonas más castigadas

En el momento del descubrimiento de este abrigo (05/12/2014) tan sólo se conocía un paralelo en Extremadura de este tipo de representaciones, concretamente los paneles XXII y XIV del abrigo de la Peña del Águila, en Magacela[7]. También sabíamos de su existencia en la zona sur de la provincia de Cádiz. Concretamente en la población de Los Barrios se encuentra el abrigo Los Taconeros, descubierto por Daniel Martínez en 1996, a 268 km en línea recta de Hornachos. En ella se encuentra un panel con figuras de este mismo tipo, en fila detrás de un zoomorfo [8].

Fig. 15: Calco del abrigo de los Taconeros. Lothar Bergmann

Sin embargo, en marzo de 2016 descubrimos casualmente en la sierra de La Moraleja (Capilla, Badajoz) el abrigo Marquitos, el cual presentaba más figuras seminaturalistas de perfil, con los brazos horizontales y glúteos abultados.



Fig. 16: Figuras del abrigo Marquitos

Un estudio detallado se estas semejanzas quizás podrían aportar algo a las vías de comunicaciones e influencias en este periodo.

Conclusiones.

No es sencillo aventurarse a hacer una datación de las pinturas encontradas en este abrigo debido a la dilatada existencia de esta práctica en Extremadura. Aunque tradicionalmente ligada al periodo calcolítico, según Collado y colaboradores, la pintura rupestre esquemática haría su entrada en la transición entre el IV y el III milenio a.C. y desaparecería entre los siglos VII y VI a.C. con la llegada del periodo orientalizante. Según este autor, el arte esquemático en Extremadura tendría 3 fases: una primera fase influenciada por los valores comunales del neolítico, con pinturas de trazo grueso, más clara, donde se aprecia equidad en el número de figuras antropomorfas y zoomorfas, y profundamente esquematizadas; una segunda fase que acoge las nuevas ideas del calcolítico e introduce la figura del ídolo oculado; y una tercera y última fase en la que se adopta el trazo fino y se produce una profunda jerarquización de las figuras, espejo de la nueva sociedad de la Edad del Bronce u orientalizante [9].

Esta teoría encaja muy bien con lo observado en este abrigo, en el que podríamos asociar la parte central del panel 1 dentro de la primera fase, y la parte izquierda del panel 1 junto con el panel 2 en la segunda fase.

En cuanto al significado de estas pinturas mucho se ha hablado al respecto. Si nos atenemos a la opinión de H. Breuil y P. Acosta [10], nos encontramos ante un proceso de creación de una escritura pictórica que fue abortada por culturas superiores. Según esta autora, estas estaciones no son tan sólo centros religiosos con representaciones cotidianas, si no que tienen un sentido narrativo. En cualquier caso, existe una brecha de comunicación entre estos pueblos y nosotros que nos dificulta entender su mensaje, por lo que cualquier interpretación es hipotética.

Si nos fijamos en los pigmentos utilizados para hacer las pinturas observamos varias tonalidades de rojo y un poco habitual amarillo. Sin hacer un análisis de estos pigmentos tan sólo podemos teorizar acerca de su composición, pero podemos tomar como modelo los resultados que han arrojado por espectroscopía Raman y por fluorescencia de rayos x en otro abrigo de la región [11]. Estos indican que los colores rojos son debido a la presencia de hematita (Fe2O3) junto en menor cantidad otros óxidos e hidróxidos de hierro. En cuanto al color amarillo puede ser debido a la utilización de goethita o limonita (α-FeO(OH)). Las zonas más oscuras pueden deberse a presencia de carbones u óxidos de manganeso.




Fig. 17 Pigmentos rojo, amarillo, y oscuro

Futuro del abrigo Menín.

Creemos que por sus características el abrigo Menín puede hacerse visitable, dando un valor nuevo al abundante patrimonio de la ciudad de Hornachos. Hasta ahora, el único abrigo indicado de la población en La Sillá. Para acceder a él es necesaria realizar una ruta de 1,25 km que incluye una pedrera y una fatigosa subida entre jaras y monte bajo. Sin embargo este abrigo se encuentra a tan sólo 150 m del núcleo urbano y a escasos 30 m del camino, por lo que podría adaptarse a todas las edades y condiciones físicas. Por desgracia el abrigo La Sillá ha sido muy maltratado por su fama y apenas queda panel sin graffitear o rayar (Fig. 18). Sin duda promocionar este abrigo sin las correspondientes medidas de protección sería abocarlo a su perdición. Por suerte la entrada a la covacha, por sus dimensiones, es fácilmente acotable. En cuanto a la estrechez de la plataforma para su visionado, pueden crearse soluciones estéticamente atractivas y poco invasivas como ya se ha hecho en el abrigo Lapa dos Gaivões en Arronches (Portugal)(Fig. 19).

Fig. 18 Panel vandalizado en La Sillá (Hornachos)


Fig. 19 Abrigo Lapa dos Gaivões (Arronches)

Bibliografía

[1] Breuil, H. Les Peintures Rupestres Schématiques de la Péninsule Ibérique, volume II; Fondation Singer-Polignac, Lagny: Bassin du Guadiana, 1933. Pág 99-114

[2] Collado, H. Una nueva representación de carro en la pintura rupestre esquemática extremeña: El abrigo de Cuevas I de Sierrapino (Hornachos, Badajoz). Revista de Estudios Extremeños, nº 1, Enero-Abril, Volume LVI, 2000.

[3] http://extremambiente.gobex.es/files/AnexoV/67_PG_Hornachos.pdf

[4] Collado, H. et al. Organización del territorio a través del arte rupestre: El ejemplo del arroyo Barbaón en el Parque Nacional de Mongragüe (Cáceres, España) Revista de Estudios Extremeños, 2013, Tomo LXIX, Número II, p 1454.

[5] León Gil, M.; García Verdugo, R.: 1983. Pintura rupestre esquemática en Mérida. Sierra de San Serván, San Serván, Badajoz. Departamento Cultural de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Badajoz. Mérida, p 128

[6] Acosta, P. (1968): La Pintura Rupestre Esquemática en España. Salamanca, Memorias del Seminario de Prehistoria y Arqueología, p 25 y sg. 1968.

[7] http://www.magacela.es/repositorio/20160619114320.pdf

[8] Lothar Bergmann; Arte rupestre del campo de Gibraltar. Nuevos descubrimientos. Almoraima: revista de estudios campogibraltareños, ISSN 1133-5319, Nº 17, 1997, págs. 45-58

[9] Collado, H. Op. Cit. pp 85-86

[10] Acosta, Pilar. Significado de la Pintura Rupestre Esquemática. Zephyrvs, Salamanca, v. 16, oct. 2009. ISSN 2386-3943. P 116

[11] Gomes, Hugo et al. Características de los pigmentos del arte rupestre esquemático en el parque nacional de Monfragüe. Corpus de Arte Rupestre en Extremadura, vol. III. Mérida: Gobierno de Extremadura. pp 187-195

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