La vecina población de Santa Amalia fue fundada en el año 1827 por un grupo de agricultores de Don Benito, Medellín y Montánchez, encabezados por el dombenitense Antonio López que reclamaron al rey tierras para su cultivo, le debe su denominación a la gentileza de la esposa de Fernando VII que otorgó su consentimiento para que el nuevo pueblo llevara su nombre.
Tal vez después de leer este artículo entenderemos lo de “Santa”.
Con el sobrenombre de “la reina asustada” ha pasado a la
historia (no me extraña nada, pobrecilla) la tercera esposa de Fernando VII,
rey de España. Su nombre completo era: Maria Josepha Beatrix de Amalia Xaveria
Aloysia de Tafalla Franziska de Paula Franziska de Chantal Ana Apolonia Johanna
Nepomucena Walburga Theresia Ambrosia de Saxony, más conocida por: María Josefa
Amalia de Sajonia.
Amalia de Sajonia |
Vino a este mundo en Alemania, concretamente en la capital
del estado de Sajonia, Dresde, un 7 de diciembre de 1803, era la más pequeña de
los 7 hijos del príncipe Maximiliano de Sajonia y Carolina de Parma.
Cuando tan solo contaba con 3 años de edad, murió su madre y
fue enviada a un convento donde sería criada y educada por las monjas, no
saldría de este lugar hasta 1819 para casarse con su tío, el rey de España que
buscaba descendencia tras quedarse viudo. Sería su tercera esposa pues antes
había estado casado con María Antonia de Nápoles y María Isabel de Braganza, la
infanta de Portugal.
Era casi una niña, muy hermosa y rubia de ojos intensamente
azules, el rey se enamoró perdidamente de ella nada más verla. El 20 octubre
1819 se casaron, ella una inocente, que no había salido nunca del convento, no
sabía nada de la vida ni del amor, su marido… era conocido en los burdeles de
Madrid como “Hércules”, padecía macrosomía genital, es decir, las dimensiones
de su miembro viril eran descomunales, un famoso escritor describiría en
miembro del rey de esta manera:
“Fino como una barra de lacre en la base, y tan gordo como
el puño en su extremidad; además, tan largo como un taco de billar”.
Ya os podéis imaginar el resultado de la noche de bodas,
dicen que ella al ver semejante “hortaliza” se lo hizo todo encima.
Se cuenta que el rey a poco de haber entrado en la
regia alcoba, salió de ella más que deprisa, en paños muy menores, echando
pestes y apestando a demonios.
FERNANDO VII |
Amalia no quiso saber nada de tener relaciones con su
marido, alegando que era pecado, capellanes y clérigos trataron de convencerla
sin éxito. El mismo rey escribió al Papa Pio VII pidiendo la nulidad de su
matrimonio y éste la dirigió una carta para que consumara su matrimonio,
indicándola que lo que debía hacer con su marido estaba “bendecido por la Santa
Madre Iglesia y no era pecado”.
No tuvieron hijos durante los 9 años que duro su matrimonio
hasta su muerte en 1829, según parece por unas fiebres. Se dedicó esta piadosa
dama, durante su breve reinado, en cuerpo y alma a la poesía y a las obras de
caridad, unos de los muchos versos que compuso dicen así:
La aguja con paso igual, corre el tiempo señalando, del
placer el fin marcando, de la tristeza y el mal. Pero cuando cada cual coja de
su vida el fruto cien siglos de gozo o luto pasarán y muchos más, sin que parezca
jamás que ha pasado ni un minuto.
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