“Deje mis tierras porque forzaban a mis mujeres y robaban mis comidas, por no ver semejantes sinrazones me retiré a las montañas, a morir siendo de guerra, por no morir en mala paz”.
Lientur, jefe militar supremo del pueblo mapuche, apodado El
Duende por los españoles.
Imperio español, Capitanía General de Chile, el 15 de mayo
de 1629 (Guerra de Arauco, llamado por
algunos el Flandes Indiano). El infatigable cacique indígena apodado “EL
Duende” lidera el ataque de más de 800 feroces guerreros mapuches contra 200
españoles dirigidos por el sargento Mayor Juan Fernández Rebolledo, comienza la
denominada “Batalla de las Cangrejeras”.
Este fatídico día para los españoles, la climatología se
alió con los indígenas ya que un gran temporal con viento y lluvia impedían que
las mechas de los arcabuces de las tropas españolas se encendieran. El triunfo
fue total para los araucanos. La caballería española huyó y los infantes fueron
derrotados. 70 españoles se dejaron la vida en esos campos y 36 fueron hechos
prisioneros, hubo más de 200 bajas entre sus aliados yanaconas y se desconoce
el número de muertos mapuches.
Entre estos prisioneros se encontraba el soldado y cronista
Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán y Jofré, que gracias al cacique Maulicán,
que se apiada de él y se enfrenta al resto de caciques, conservaría la vida.
Tras esta experiencia entre los mapuches, escribió en 1673 la crónica
“Cautiverio feliz y razón individual de las guerras dilatadas del Reino de
Chile”, una de las más importantes y realistas descripciones de las costumbres
del pueblo mapuche, pilar fundamental para la conservación y transmisión de la
memoria indígena.
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