martes, 17 de noviembre de 2020

DON BENITO. MARTIRES



Tal día como hoy 17 de Noviembre, pero del año 284, Cayo Aurelio Valerio Diocleciano es proclamado emperador romano, bajo su mandato tuvo lugar la última y quizá más sangrienta persecución a los cristianos, pero de nada serviría pues a partir del año 324 el cristianismo se convirtió en la religión dominante del imperio.

Del latín martyrĭum, el martirio son los sufrimientos, tormentos y/o muerte que una persona padece a causa de su religión o ideales. El concepto comenzó a utilizarse para hacer referencia a los padecimientos sufridos por los cristianos a causa de sus creencias religiosas.

Estos son algunos ejemplos de hombres y mujeres que fueron "martirizados en odio a la fe" en nuestra zona:

MEDELLIN

Así en el Martirologio Romano como en otros, se hace mención de los Santos Eusebio, Palatino, Pedro Rústico, Herebo, Mario Palatino y otros ocho socios en el martirio, los cuales, según escriben varios, padecieron en África, sin especificarnos el sitio de su combate ni los géneros de tormentos que sufrieron en defensa de la fe de Jesucristo. 



Pedro Gregorio Cardoso, en el Hagiólogo Lusitano; Martin Carrillo, en el Cronicón de España, y Bernabé Moreno de Vargas, en la Historia de Mérida, sostienen que padecieron martirio en un pueblo llamado Medellín, poco distante de Mérida, donde sufrieron rigurosa prisión. 

No hay datos fijos que indiquen la clase de su martirio; pero, según las tradiciones y algunos manuscritos, fueron padeciendo su glorioso tránsito unos después de otros, para que les sirviese de mayor tormento, siendo unos quemados y otros degollados.

MEDELLIN. ERMITA DE SAN ISIDRO
Esta ermita es de reciente construcción, de finales del siglo pasado y está situada en la sierra de Pirulito.
 
MERIDA

Según la traición, en este lugar donde hoy se encuentra esta pequeña capilla llamada Hornito de Santa Eulalia, edificada en el siglo XVII con restos de un templo romano dedicado al dios Marte, es donde fue martirizada Santa Eulalia, por decreto de Cayo Aurelio Valerio Diocleciano. 




Se cuenta que una niña llamada Eulalia, vecina de Emérita Augusta (Mérida) se rebeló contra al poder establecido y el decreto de prohibir a los cristianos dar culto a Jesucristo y la obligación de ofrecer sacrificios a sus dioses, sufriendo por ello un terrible martirio. La destrozaron golpeándola con varillas de hierro y sobre sus heridas colocaran antorchas encendidas, murió quemada y ahogada por el humo.



Dice el poeta Prudencio que al morir, se vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente. Tuvo lugar ese día una copiosa nevada que cubrió el cadáver y el suelo de los alrededores, hasta que varios días después llegaron unos cristianos y le dieron honrosa sepultura. 



Allí en el sitio de su muerte se levantó un templo en su honor, convirtiendo a la ciudad en uno de las metas más importantes de peregrinación de Europa occidental durante la alta Edad Media.


LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA


Un gran número de  sacerdotes católicos perdieron la vida en España durante la Guerra Civil. Las iglesias incendiadas o dinamitadas. Los altares saqueados, las cruces derribadas…  hay quienes afirman que fue la mayor persecución religiosa desde los tiempos del Imperio Romano.



 
Estos son algunas de las víctimas religiosas de ese terrible conflicto entre hermanos.

D. Delfín Sánchez Ramos, Párroco de Abertura. Le fusiló una miliciana. 

D. Santiago Barrero Retamar, Párroco de Cristina. Después de juzgarle y sentenciarle, le apedrearon en las afueras del pueblo; mal herido en el cuello de un golpe de hoz, fue arrastrado hasta el interior del cementerio más fusilado fuera de él, “por no haber querido la víctima que profanasen el sagrado recinto con un crimen sacrílego”.

D. Benedicto Barbero Bermejo, Párroco de Santa María y Arcipreste de Don Benito; asesinado el 30 de septiembre de 1936.

D. Benedicto 

Según cuenta mi amigo Andrés Sánchez, el 23 de Julio de 1936, D. Benedicto  es confinado en su domicilio de la casa parroquial que estaba frente a lo que hoy es el Juzgado.

El 6 de Septiembre estrasladado a la cárcel que estaba donde hoy está La Casa de la Cultura (su único delito, ser sacerdote).

Tan querido era D. Benedicto que los propios milicianos que le fueron a detener, dijeron que se escondiera, que ellos harían "la vista gorda" a lo que él hizo caso omiso, anteriormente un sobrino de su sirvienta, pescador en el Guadiana, también le quiso pasar el río, pero él no quería abandonar su Parroquia.

El 30 de Septiembre 1936, junto con otros cuatro sacerdotes y antes de ser conducido a su fatal desenlace y debido a su mal estado de salud, en un último intento de salvarle la vida, le ofrecieron ser ingresado en el Hospital de Sangre que había en el Colegio Santo Ángel, a lo que respondió:

 “ Me voy con mis compañeros, que ahora me necesitan más que nunca".




Carta de Don Benedicto, dirigida a sus familiares, estando ya "confinado" en la casa parroquial, convertida en su "prisión".

D. José Gil Loro, Párroco de Santiago de Don Benito (Badajoz). Fusilado el 4 de septiembre de 1936. Antes de su ejecución, dirigió la palabra, conmoviéndoles a sus verdugos. El único desalmado que se atrevió a hacer fuego sobre él, matándole, víctima después de sus remordimientos, se volvió loco.

D. Eulogio Velasco Navarro, Párroco de San Sebastián de Don Benito, asesinado el 24 de julio de 1938, en las inmediaciones de Campanario.
 

 
D. Santiago Pajares Álvarez. Coadjutor de San Sebastián de Don Benito. Detenido y fusilado como el anterior.

D. Antonio Bravo Martín, Coadjutor de la Parroquia de Santiago de Don Benito. Asesinado en los últimos días del mes de agosto de 1936, habiendo estado su cadáver abandonado algún tiempo en la cuneta de una carretera.

D. José Granda Galea, natural de La Haba, Coadjutor de la iglesia parroquial de la Asunción de Villanueva de la Serena, asesinado en esta ciudad en la calle del Cristo el día 30 de julio de 1936.

D. Cipriano Sánchez Serrano, Párroco de San Gregorio de Guareña. Murió fusilado, sin que se haya podido hasta ahora precisar más detalles.

D. Pedro Isidoro Palomares, Coadjutor de San Gregorio de Guareña. Fusilado como el anterior.

D. Francisco Caballero Méndez, Capellán de las Religiosas de la Doctrina Cristiana de Guareña (Badajoz), su pueblo natal, murió también fusilado.

D. Emilio Gómez y Gómez. Coadjutor de Santa María de Guareña. De 26 años de edad, estuvo sometido a trabajos forzados y humillantes durante algún tiempo en el que fue varias veces bárbaramente apaleado. Después de recibir la primera descarga de fusiles, se incorporó para perdonar y bendecir al que se disponía a darle el tiro de gracia.

D. Miguel Ramos Muñoz, Párroco de Manchita. Fue fusilado.

D. José María Nieto Corraliza, Párroco de Medellín (Badajoz), estuvo preso en la iglesia parroquial, en donde fue maltratado e insultado. Consolaba y sostenía el ánimo de los compañeros de prisión. Los milicianos aparentaron trasladarlo a Badajoz pero el 9 de agosto del 36 le fusilaron junto al puente del Guadiana.

D. Alfonso Torrejón Peña. Párroco de Mengabril fue descubierto cuando se alejaba del término de su parroquia y asesinado en Navalvillar de Pela.

D. Sixto Guijo Esteban, Párroco Arcipreste de Navalvillar de Pela (Badajoz), detenido, a sus 67 años, desde el comienzo de la revolución, el día 29 de agosto fue conducido junto a las tapias del cementerio de Orellana la Sierra (Badajoz), y allí, después de haber suplicado a sus verdugos que perdonaran la vida a los jóvenes que con él llevaban a la muerte, fue fusilado.

D. Fabián Rodríguez Gallardo, Párroco de Orellana la Vieja (Badajoz), fue fusilado el día 29 de agosto de 1936.

D. José María Rastrollo Gómez, Presbítero, Párroco dimisionario de Cañamero, fusilado en Orellana la Vieja.

D. Zacarías Ramos Ruiz, Párroco de Orellana la Sierra, de 70 años, atado, le pasearon por el pueblo de Orellana la Vieja, le despojaron sus verdugos totalmente de los vestidos y le asesinaron dentro del cementerio, en que murió perdonando a sus verdugos.

D. Paulino Izquierdo Román, Párroco de Peraleda de la Mata (Cáceres) fue asesinado el día 29 de julio de 1936 a las diez de la mañana. Murió perdonando a sus asesinos, que le dispararon 80 balazos, y gritando victoriosamente: ¡Viva Cristo Rey!

D. José Bote Mancha, Ecónomo de Valdetorres (Badajoz), fue fusilado el día 15 de septiembre de 1936 en el cementerio del pueblo.

FOTO: DOVANE63. Juan Aparicio pintó y R. Crespo escribió


Los números totales de mártires por la persecución religiosa entre julio de 1936 y abril de 1939 fue de 11.743 víctimas. Fueron asesinados 6.832 religiosos, además de 3.911 seglares y al menos 1.000 seminaristas.



FUENTES: 

  •   http://santamariadelconsuelo.blogspot.com
  • De rebus Hispaniae : boletín de información católica internacional.  1938-1940
  • LOS HÉROES DEL CRISTIANISMO (1901)
  • El Culto a los Mártires Primitivos en Extremadura: siglos III - IV D.C. de Desirée Fernández Amado.
  •  La Persecución Religiosa de 1936-1939. Estado de la cuestión y propuestas historiográficas, de Ángel David Martín Rubio. 
  • Biografías Dombenitenses II. de José Antonio Gutiérrez Ortiz, Daniel Cortés González y Diego Soto Valadés (Coords).
  • Andrés Sánchez Díaz. 
  • En villano en su rincón. 

4 comentarios:

  1. Entiendo que el listado de sacerdotes que presentas no es exhaustivo. Por la naturaleza del blog, creo que tu intención ha sido limitarse a los sacerdotes relacionados de alguna manera con Don Benito. En tal caso, me permitirás añadir a D. José Granda Galea, nacido en La Haba pero doblemente dombenitense por sendas familias. Coadjutor de la parroquial de la Asunción de Villanueva de la Serena, y asesinado en esta ciudad en plena calle el día 30 de julio de 1936. El primer día en que la ciudad fue tomada por fuerzas milicianas llegadas desde Puertollano y Peñarroya-Pueblonuevo. Un asesinato tan precipitado por parte de gentes venidas de fuera, desconocedores del vecindario, no se explica si no es porque ya se traía planificado a quiénes había que eliminar. Tengo para mí que todos estos horrendos actos (que, no lo olvidemos, se perpetraron en retaguardia, no en el fragor del combate) no tuvieron nada de incontrolados, como se nos ha querido vender.

    Con entradas como ésta, hay que felicitarte por lo que considero que es un acto de valentía en los tiempos que corren, en los que, como mínimo, puedes ser condenado al ostracismo social. Pero, macho, es lo que tiene la memoria. Si no se quiere que la memoria alcance a todos, que no se legisle sobre ella. Te reitero mi enhorabuena.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias amigo “Villano” por el comentario, esa víctima no figuraba en la fuente que consulté, por eso no aparece, pero con tu permiso lo incluiré en el artículo.
    Un abrazo.
    Dovane

    ResponderEliminar
  3. Leo hoy este blog buscando información sobre D.Francisco Caballero Méndez, el hermano de mi Bisabuelo Antonio, ambos asesinados en Guareña (Badajoz) en agosto del 36. Según me contó mi bisabuela, a D.Francisco lo mataron a culatazos de escopeta para no gastar balas, no fusilado como cuentas. Yo llegué a ver con mis ojos la cruz abollada por los culatazos que celosamente guardaba mi bisabuela.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por la información. ¿existe aún esa cruz? Un saludo

      Eliminar