jueves, 18 de febrero de 2021

BLOODY MARY



Fue la única hija del rey Enrique VIII y su primera esposa, la española Catalina de Aragón, que logró sobrevivir hasta una edad adulta.


Reinó en Inglaterra del 19 de julio de 1553 hasta su muerte el 17 de noviembre de 1558. Maria Tudor nació el 18 de febrero de 1516, en el Palacio de Placentia en Greenwich, Inglaterra. A los 6 años fue prometida a Carlos I de España pero tres años después el compromiso sería roto. En 1525, fue nombrada princesa de Gales y por lo tanto, heredera a la corona. Frustrado por la falta de un heredero varón, en 1533 su padre, el rey, declaró su matrimonio con Catalina de Aragón nulo, alegando que debido a que se había casado con la esposa de su difunto hermano, el matrimonio era incestuoso. Rompió relaciones con la Iglesia Católica y en noviembre de 1534 firmaba el Acta de Supremacía según la cual el rey se erigía como cabeza de la iglesia anglicana y como tal podía decidir sobre la nulidad de su propio matrimonio y se casó con una de las doncellas de Catalina, Ana Bolena. 



Después de que Ana diera a luz a una niña, temió que María planteara un desafío a la sucesión al trono y presionó al Parlamento para declarar a María ilegítima. Esto colocó a la princesa fuera de la sucesión al trono, incluso se le prohibió hablar o escribir a su madre, aunque antes de su muerte su padre, arrepentido, la reestablecería en la línea sucesión al trono. Enrique, como es sabido por todos, acusó a su nueva esposa Ana Bolena de traición, siendo esta decapitada en 1536 y su hija Isabel al igual que Maria sería apartada también de la sucesión a la corona. El rey se casó nuevamente en esta ocasión con Jane Seymour, quien finalmente le dio un varón, Eduardo, que subiría al trono tras su muerte, pero era un niño de delicada salud y murió al poco tiempo de reinar a la temprana edad de 15 años. Después de la muerte de Eduardo, María y sus partidarios desafiaron y depusieron con éxito a la nueva reina, Lady Jane Grey, la nieta de la hermana menor de Enrique VIII, subida al trono tras un acuerdo secreto entre Eduardo y sus consejeros anulando una decisión del rey Enrique VIII.




Una de las primeras resoluciones de María fue la de reestablecer el matrimonio de sus padres. Era consciente de que si no tenía hijos, el trono pasaría a su hermanastra, la siguiente en la línea sucesoria, la protestante, Isabel. Necesitaba un heredero católico para continuar con sus reformas. Para lograr este objetivo, se casó con Felipe II, rey de España.





 El 6 de enero de 1554 se celebró la boda, Felipe no estaba presente, fue el conde de Egmont, un aristócrata flamenco quien le representó. Durante la noche de bodas el noble se acostó en el lecho de la reina para públicamente cumplir simbólicamente con la tradicional costumbre, estaba cubierto de la cabeza a los pies con la armadura de Felipe ya que no tenía poderes para mayores intimidades.


 
La ceremonia real de la boda tuvo lugar en la Catedral de Winchester el 25 de julio de 1554 y es cuando los recién casados pudieron verse por primera vez. Pasaron la luna de miel en el castillo de Windsor. Ella se enamoró ciegamente pero fue un amor no correspondido. Sufrió dos falsos embarazados. Su marido pasó la mayor parte del tiempo gobernando sus territorios en Europa continental mientras su esposa permanecía en Inglaterra. En marzo de 1557, volvió a su lado pero sólo para pedirle hombres y dinero para la guerra contra Francia. Tras cuatro meses de estancia y conseguida la ayuda inglesa, Felipe volvió a Flandes y nunca regresó. De su matrimonio no obtuvo el tan deseado hijo y de su alianza con España, obtuvo una guerra con Francia que le costaría la perdida de sus últimas posesiones continentales. 


 

Al principio, reconoció el dualismo religioso de su país, pero su verdadera intención era devolver a Inglaterra al seno de la Iglesia católica, revocó muchos de los edictos religiosos de su padre, siendo sustituidos por los suyos, que incluía una estricta ley de herejía. La aplicación de esta ley supuso la condena a morir en la hoguera a más de 300 protestantes tratados como herejes. Estas persecuciones religiosas la hicieron extremadamente impopular, ganándose el famoso apodo "Bloody Mary" (María la sanguinaria). Sin hijos, y por tanto sin el ansiado heredero, sola y enferma pues padecía un cáncer de ovarios, murió a los 42 años rota de dolor en el palacio de San Jaime en Londres, el 17 de noviembre de 1558.


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