La interpretación de este cuadro es la siguiente:
Los arcángeles Gabriel y Miguel presentan al Jesús niño los instrumentos de sus sufrimientos futuros. Al contemplar esta dramática visión, el Niño, en su condición de hombre mortal, se asusta y en un brusco movimiento busca socorro en los brazos de su Madre, a cuya mano se aferra con fuerza. El susto y movimiento brusco del Niño están expresados por la contorsión de piernas, el repliegue del manto y la sandalia desprendida.
En el año 1923 y tras el fallecimiento de su marido, D. Vicente Sanz, su viuda Dª Laura Diéguez Castaño, pidió una licencia de obra que se tramitó en el Pleno Municipal del 15 de diciembre de 1923 para construir la casa donde se encuentra este azulejo, una elegante residencia burguesa, que le construyen los hermanos Ramón y Manuel Sánchez “Los hermanos Trueno”. Su mirador de esquina es uno de los más emblemáticos de la ciudad.
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