Don Celestino Vega Mateos fue un hombre muy querido y actualmente admirado por los dombenitenses, nació en el pueblo cacereño de Serradilla en el año 1901, pero su vida profesional la desarrolló en la localidad pacense de Don Benito, ciudad donde murió.
Este médico, poeta y humanista, fue parte activa en mejoras como las del parque o la biblioteca y numerosas reformas urbanas, el Centenario de Donoso Cortés, la restauración y embellecimiento de la iglesia de Santiago, la Plaza y su Fuente Monumental, entre muchas otras.
Fuente Monumental en la Plaza de España de Don Benito. Foto: DOVANE63 |
Hace algún tiempo llego a mi poder, de manos de una amiga de Facebook, una fotocopia de esta interesante investigación de D. Celestino para la revista de Feria de Don Benito del año 1956.
“LA ERMITA DE NTRA. SRA. DE LA PIEDAD”
En la “Historia y Anales de la Ciudad y Obispado de Plasencia” que en 1622 escribió Fray Alonso Fernández (¿de Avellaneda?) al hacer relación de las ciudades, villas, aldeas, parroquias, conventos y ermitas que estaban bajo la advocación de Ntra. Señora, cita los nombres de aquellas cuya devoción era más conocida en estas tierras: En Plasencia, Ntra. Sra. del Puerto; en Malpartida, Ntra. Sra. de la Luz; en Serrejón, Ntra. Sra. de la Oliva; en Jaraicejo, Ntra. Sra. de los Hitos; en Talabán, Ntra. Sra. del Río; en Pasarón, Ntra. Sra. La Blanca; en Béjar, Ntra. Sra. de los Huertos; en Don Benito, tierras de Medellín, Ntra. Sra. de la Piedad.
A la lectura de esta noticia, sentí nacer en mí varias preguntas: ¿Por qué Nuestra Señora de la Piedad y no Nuestra Señora de las Cruces?
¿Dónde estaba y por qué ha desaparecido la ermita de la Piedad?
La única respuesta recibida era que la ermita de la Piedad estaba HACIA DONDE SIEMPRE SE HA DICHO “TIERRAS DE LA PIEDAD”. Y nada más.
Cuando en busca de otros datos para otros temas de historia he repasado viejos papeles en los archivos de Donoso Cortés, de los Calderones de la Barca y algunos otros, cuando menos lo esperaba han ido surgiendo noticias referentes a la desaparecida ermita. Y son estas noticias desperdigadas las que, reunidas aquí, doy a los lectores que sientan curiosidad por las viejas historias de Don Benito.
La ermita dedicada a Ntra. Sra. de la Piedad, se levantaba a la izquierda del camino de Mengabril, poco antes de llegar a las “Cumbres” y tan cerca del ejido ansarero, que solo tres cuartillas de tierra que cultivaba el ermitaño la separaban de él. En un inventario de sus bienes se dice que alumbraban a la Virgen dos lámparas de plata, que pesaban cada una siete libras, que los servicios de vinajeras, campanitas, salvillas, eran también de plata; los cálices y copones de plata estaban además sobredorados. Hay una abundante relación de joyas donadas a la Virgen por sus devotos.
Virgen de la Piedad. Sacristía Iglesia de Santiago de Don Benito. Foto: DOVANE63 |
Los censos sobre tierras no eran escasos; tierras en Valhondo, en Carrascalejos, en doña Blanca, en el Arroyo del Campo. Censo sobre casas en la calle de Villanueva, en la del Esquero, en la del Arroyazo.
El más pingüe legado se hace en el testamento que otorgó doña María Carvajal, mujer del honrado caballero Pedro de Busto, vecino de este lugar “en las casas que tenían de su heredad que dicen don Lorenzo” en el año de nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo de 1507 dejaron a Ntra. Sra. de la Piedad “a extramuros del lugar de Don Benito ciento y cinco mil maravedises que tenían de “YERBAS DE SUELO” en la dehesa Magasquilla de los Donaires, término de la ciudad de Trujillo.
Otro importante legado fue el hecho en el testamento de don Alonso Cabezas de Herrera, natural de este lugar y vecino de la villa Imperial del Potosí, provincia de Charxcas en 1642. Deja 60 ducados para una lámpara que ha de arder perpetuamente ante la Virgen de la Piedad.
En el año de 1676 hubo renovación de cargos de Mayordomos de las iglesias y hospitales de este lugar. Fueron nombrado Mayordomo de la Iglesia de Santiago don Juan García Cabeza; del Hospital de San Andrés don Miguel Arias Valdivia. Del Hospital de Santiago don Pedro Díaz Quintana Peñafiel; de Ntra. Sra. de la Piedad don Narciso Cortés Arévalo; de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián don Alonso Alguacil Cortés. Eran aquellos tiempos en que había venido de Flandes con opinión de gran soldado don Francisco Calderón de Robles, vecino de Don Benito y Caballero de la Orden de Calatrava y en los que don Sebastián Zambrano de Villalobos era del Consejo Real de Castilla.
Como por un cauce tranquilo pasaba frente a la ermita de la Piedad el río de vida de sus devotos durante varias generaciones: los niños que veían la fiesta como un juego grande, los jóvenes para quienes la romería era una exaltación de alegría y jolgorio; allí se veían devotas que arrodilladas rezaban y pedían favores o aquellas otras que miraban a la Virgen dando gracias por los beneficios recibidos.
Durante el verano acudían los labradores a oír cada día la misa de alba cuando recién asomado el sol sobre las sierras de Magacela, rastreaba por el suelo su primera luz dorada y bocanadas de olor de las mieses cercanas se mezclaba con el de incienso. Por lo menos ocho generaciones contemplo Ntra. Sra. de la Piedad que pasaron frente a su ermita: Desde 1507 en que doña María de Carvajal dejó la renta de su dehesa de Magasquilla de los Donaires (fecha más antigua, que hemos encontrado) hasta la fecha del 28 de marzo de 1809 en que fue destruida.
En ese día se dio la batalla de Medellín que con mucha razón don Lino Duarte Insúa, decía que debía llamarse de Don Benito. Nada menos que 40.000 hombres lucharon entre estas dos villas. El ejército francés bien entrenado y veterano arrolló las fuerzas del General Cuesta improvisadas y sin disciplina. En esta villa de Don Benito los franceses se cebaron en el crimen y en el saqueo. La ermita de Ntra. Sra. de la Piedad fue saqueada, profanada y dada al incendio.
En una visita pastoral hecha en 1817 el Sr. Obispo incita a que sea reconstruida la ermita ”aunque solo fuera por el bien que hacía diciéndose en ella una misa de alba que oían los labradores cuando en el verano trabajaban en las vecinas eras”. Pero tan maltrecho quedó Don Benito que sus vecinos habían ido yendo a la derruida ermita y despojándola de los materiales que a su alrededor estaban esparcidos por los suelos.
Hasta hace muy poco todavía en la calle del Pilar se veían las dovelas de lo que fue portarla de la ermita.
Y alguien que no sabía ni estimaba su valor, las ha utilizado como vulgar relleno de cimientos.
Y ... “¡hasta las ruinas perecieron!”
CELESTINO VEGA
Para conocer la biografía del personaje, seguir este enlace:
https://asociaciontorreisunza.wordpress.com/celestino-vega-mateos/
Actualmente existe en Don Benito un nuevo templo situado en la calle Eduardo Dato, iglesia tutelada por la parroquia de San Sebastián en donde se venera de nuevo a Nuestra Señora de la Piedad.
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