Principios de los años 80, junto a un grupo de amigos se dirige María al pueblo de Valle de la Serena.
Van a una discoteca y llegando al puente del rio Ortigas ven en el cielo una extraña y potente luz de forma elíptica, semejante a un balón de rugby, con un fortísimo color anaranjado.
Al llegar a la ermita, paran el coche donde los eucaliptos, para poder observarla con detenimiento, aquella impresionante luz es tan potente que ilumina todo el campo. No se escucha nada, ni pájaros, nada, solo silencio, tan solo muy lejos a un perro ladrando.
Muy valiente ella, sale del coche para ver mejor aquella
extraña luz; el campo está tan iluminado que parece de día, le da incluso para
recoger del suelo una horquilla con una pequeña flor que lleva en el pelo y que
se le ha caído.
Deciden marcharse, la luz permanece inmóvil frente a la
ermita, al lado derecho de la carretera....y de repente una enorme figura
negra, sin rasgos físicos definidos, solo la silueta, que porta una especie de
capa negra, mira hacia ellos y atraviesa el portón de la ermita, escuchándose
en este momento al perro ladrar mucho más cerca.
No pueden creer lo que acaban de ver y montan
apresuradamente en el coche, un Simca 1200, y toda pastilla, como dice ella,
toman dirección Don Benito, la luz cegadora les sigue hasta la rotonda donde
hoy está la imagen de la Virgen sobre la gran roca, permanece toda la noche
allí hasta el amanecer y a eso de las 8 de la mañana, gira sobre sí misma como
dos o tres veces y desaparece.
Ah!! Olvidé mencionar que mi amiga no es otra que la gran
Maria Sosa, a la que desde aquí mando mucho ánimo y le doy las gracias por compartir esta
increíble historia con nosotros.
María es de esas personas que te hacen sentir las cosas que nos cuenta.
ResponderEliminarAdemás de ser muy sensitiva y receptiva, destaca por su inteligencia,alegría y generosidad.
Gracias a los dos por hacernos partícipes de esta vivencia.
I.R.M.