El 7 de Octubre de 1571, en el golfo de Lepanto (mar Jónico) se
libró la Batalla de Lepanto entre la flota del Imperio otomano y la de
una coalición de fuerzas cristianas denominada Liga Santa.
La batalla duró 5 horas y se calcula que en ella murieron
más de 35.000 hombres. Los católicos, liderados por D. Juan de Austria,
resultaron vencedores, los turcos tras esta derrota perdieron su hegemonía en
el Mediterráneo.
En esta batalla participó Miguel de Cervantes, resultando herido en su mano izquierda, lo que le valió el apodo de “manco de Lepanto”.
Este fanal (uno de los grandes faroles que colocados en la popa de
los buques servían como insignia de mando) es de la galera capitana turca de
Alí Bajá y que D. Juan de Austria trajo como presente al rey Felipe II y éste,
como ofrenda, lo entregó a la Virgen de Guadalupe quedando desde entonces en el
monasterio de Guadalupe (España).
Se pueden observar en el fanal los orificios originales producidos por las balas durante el combate y se encuentra en la sacristía del monasterio.
Galera Real de Juan de Austria, construida en la Ciudad
Condal en 1571, el mayor buque de su tiempo y la principal nave de la batalla
de Lepanto, para cuyo cuarto centenario, en 1971, se construyó esta
reproducción.
Según los retratos de la época, Don Juan de Austria, contaba
una espada jineta con acabados en bronce pertenece a las llamadas jinetas de
arriaces caídos, usadas por los benimerines durante la dominación árabe en
España, y adoptada después por los cristianos debido a su ligereza y facilidad
de uso.
Pudo haber sido ganada por don Juan a los turcos en Lepanto. Se
encuentra en la armería del Palacio Real de Madrid.
Existe una leyenda
que cuenta la historia del león que tuvo D. Juan de Austria Al parecer, el rey
árabe Hamida le regaló el felino a don Juan durante la estancia del militar
español en Túñez. El historiador Luis Zapata de Calatayud, que vivió en aquella
época, da fe de ello cuando escribe en Miscelánea o Varia Historia (1589) lo
siguiente:
“Diole don Juan a este león su mismo nombre de
Austria, y de día y de noche no se quitaba de su presencia, como fiel capitán
de su guardia. Siempre estaba echado ante él y con la barba en tierra, le ponía
el pie encima y, como un lebrel, agradecido de tal favor, coleaba; estaba a su
comer a la mesa, y comía de lo que el señor don Juan le daba. Y en la galería,
el esquife de ella era su morada, y cuando iba a caballo iba a su estribo, como
un lacayo, y si a pie, detrás, como un paje. Y tal vez si se enojaba con alguno
e iba a arremeter contra él, una voz de don Juan, diciéndole “¡Austria, tate;
para aquí!”, se ponía en paz y se iba a echar a su misma cama. Este hermoso y raro animal, partido el señor don
Juan hacia Flandes, fueron tantos los gemidos y aullidos que dio, que puso a
todos los de este reino gran maravilla y espanto, hasta que de pura tristeza de
la ausencia de su amo, vino a acabarse.”
Juan de Austria fue un militar español nacido en Alemania en
1545, hijo bastardo de Carlos V. Fue Felipe II quien, siguiendo la indicación
testamentaria de su padre, le reconoció como miembro de la familia real y le
puso el nombre de Juan de Austria.
Murió de tifus en los Países Bajos aunque algunos
historiadores han apuntado a que la causa final de su muerte fue desangrado
tras una operación fallida de hemorroides. El cadáver de don Juan de Austria
fue llevado a España, después de ser seccionado en tres partes para evitar que
pudiera caer en manos enemigas y actualmente reposa en el Monasterio de San
Lorenzo de El Escorial.
A los pies de su tumba podemos ver el famoso león.
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