“1 de abril de 1809, fuimos con las herramientas para
enterrar los cuerpos de 18.000 españoles y 900 caballos. El jefe era el coronel
holandés Steinmetz. Nos habíamos provisto ampliamente de tabaco. Salía humo de
nuestras pipas en cantidades abundantes para poder soportar el hedor
nauseabundo, ya que los cuerpos estaban muy descompuestos y putrefactos. Las
caras estaban negras, las ratas corrían en manadas entre los cuerpos y en aire
volaban grupos de buitres que se lanzaban en masa sobre la carroña humana”.
Extracto de las memorias de Karl Franz von Holzing, teniente
de la División Alemana de Leval en la Batalla de Medellín el 28 de Marzo de
1809.
10 de Marzo de 1809
el ejército francés al mando del mariscal Víctor hace retroceder al de
Extremadura hasta Medellín. Tales hechos hacen temerse lo peor a la Junta de
Extremadura, así que el día 23 envía una circular a Don Benito y a todas las
cabezas de partido poniéndolas en estado de alerta general con el objetivo de
frenar a los franceses, decía así:
“Que cada hombre se
arme con sable o cuchillo, la deserción será castigada, con una pena de 8 años
en un presidio de África, si se es pobre o de seis años y la pérdida de todos
los bienes si se dispone de propiedades”.
GREGORIO GARCIA DE LA CUESTA Y FERNANDEZ DE CELIS
Fue el Capitán General y Comandante en Jefe de los Ejércitos
de Castilla y Extremadura durante 1808 y 1809. Perteneciente a la pequeña
nobleza montañesa, vino al mundo un 9 de Mayo de 1741 en La Lastra, una pequeña
localidad enclavada en el valle del Nansa, perteneciente al municipio de
Tudanca (Cantabria).
Cuesta al igual que su rival en Medellín, Víctor, comenzó su
carrera militar muy joven, concretamente a los 17 años. Después de terminar sus
estudios de gramática y filosofía, ingresó como cadete en el regimiento de
infantería de Toledo y de ahí paso a la plaza de Orán donde fue instruido en los
principios del arte de la guerra.
En 1761 era ya subteniente participando en la campaña de Portugal. En 1766 pasó a formar a la tropa dell regimiento de infantería de Extremadura haciendo funciones de Sargento Mayor y en 1775 ingresó en la Academia Militar de Ávila para completar su formación militar, permaneciendo allí por espacio de 2 años. Estuvo presente el sitio de Gibraltar en 1779. Después de esto, embarcó hacia América, a la isla de Santo Domingo y luego a La Habana, Perú, Panamá…
En 1761 era ya subteniente participando en la campaña de Portugal. En 1766 pasó a formar a la tropa dell regimiento de infantería de Extremadura haciendo funciones de Sargento Mayor y en 1775 ingresó en la Academia Militar de Ávila para completar su formación militar, permaneciendo allí por espacio de 2 años. Estuvo presente el sitio de Gibraltar en 1779. Después de esto, embarcó hacia América, a la isla de Santo Domingo y luego a La Habana, Perú, Panamá…
En 1788 es nombrado Teniente Coronel por los méritos
obtenidos contra los insurrectos en Potosí y la ciudad de la Plata. Poco
después de apaciguar aquellas provincias allende los mares regresa a España con
el grado de Coronel, llega a Cádiz en Agosto del 91 y es destinado a la
guarnición de Badajoz.
Con este regimiento en 1793 marchó a La Guerra del
Rosellón (conflicto que enfrentó a la monarquía de Carlos IV de España y a la
Primera República Francesa entre 1793 y 1795) donde fue herido cerca de
Perpiñán. Logró gran prestigio por sus victorias en esta guerra lo que le valió
los ascensos de mariscal de campo, teniente general y finalmente presidente del
Consejo de Castilla en 1796. Desde este puesto político tuvo varios
enfrentamientos con el Secretario de Estado, Manuel Godoy, que provocaron su
destitución y posterior destierro a Santander. Tras el motín de Aranjuez es
nombrado por Fernando VII, Capitán General de los Reinos de Castilla y León,
así como Presidente de la Real Chancillería de Valladolid. Accede después de las
revueltas del 2 de Mayo a encabezar la rebelión contra las tropas francesas,
pese a lo desoladora situación en la que se encontraba el ejército, sin
efectivos, sin armas ni municiones.
El propio Napoleón le envió una carta en la que le ofrecía
el puesto de Virrey de Nueva España, si se mantenía fiel a José Bonaparte y no
se sumaba a la rebelión, cargo que por supuesto rechazaría tajantemente.
Los primeros encuentros con el enemigo francés fueron un
auténtico desastre, perdiendo la batalla de Cabezón. Posteriormente escribiría
su famosa arenga dirigida a los españoles para levantar los ánimos, llamando a
la lucha y la unidad frente al enemigo, un extracto dice así:
“El objetivo de Napoleón es hacernos esclavos
de Francia, llevarnos a países remotos a servir a sus caprichos y sacarnos
todas nuestras riquezas. ¿y callaremos a la vista de esto?¿preferís la
esclavitud a la independencia? ¡No! El español no ha nacido para ser esclavo,
ha nacido para ser libre y no puede serlo si no toma las armas para la defensa
de sus derechos”.
Parece ser que dio sus frutos y se le unen diversos
regimientos procedentes de León, Zamora, Asturias y el Ejército de Galicia,
comandado por Blake pero una división de opiniones tácticas hacen que
nuevamente sea derrotado el 14 de Julio de 1808 en la Batalla de Medina de
Rioseco.
La victoria sobre las tropas francesas en Bailén y su
posterior repliegue trae algo de alivio a la difícil situación de Cuesta. En
una junta de generales se propone la creación de un mando único, Cuesta se
propone a sí mismo alegando el hecho de haber sido nombrado directamente por el
rey Fernando VII, pero su propuesta es rechaza, posteriormente es destituido y
arrestado por parte de la Junta Central por ordenar la detención de varios
vocales no afines a su causa. La marcha de la contienda está siendo desastrosa
para los españoles, la presión popular pide que se libere a Cuesta y éste tome
el mando de reconstituir el Ejército de Extremadura con el fin de defender la
frontera meridional, es liberado y nombrado capitán general de Extremadura, así
como comandante del renovado Ejército de Extremadura.
En enero y febrero de 1809 toda la provincia de Badajoz es
reconquistada a los franceses. El 28 de marzo, Cuesta es herido y su ejército
severamente derrotado en la batalla de Medellín. En cualquier país, una
abrumadora derrota en una batalla como la de Medellín habría supuesto una
rendición incondicional y la pérdida de la guerra, así como la destitución de
su máximo responsable, en cambio la Junta Central asciende a Cuesta a Capitán
General el 1 Abril de 1809.
Mucho se ha escrito del planteamiento táctico de esta
batalla, calificándola por parte de expertos en el arte de la guerra como de
auténtica locura, lo de poner todo el ejército en una sola y extensa línea (sin
reservas) parecía que en un principio funcionaba, pero cuando la caballería
española echó a huir todo estaba perdido, siendo una auténtica masacre, se dice
que sus capacidades tácticas, unidas a la calidad de sus tropas, no estaban a
la altura de sus oponentes franceses.
Al viejo general ya no le queda más remedio que cooperar con
los ingleses, algo que no le gustaba, pues odiaba a su comandante Arthur
Wellesley y fruto de esta cooperación obtuvieron una gran victoria conjunta en
la batalla de Talavera, siendo condecorado por la Junta Central de Defensa con
la Gran Cruz de Carlos III.
Al poco tiempo sufre un ataque de apoplejía por lo
que tiene que ceder el mando y retirarse para recuperarse. Los muchos enemigos
que tiene en la Junta aprovechan esta oportunidad y le deniegan volver al mando
y se decide que lo mejor es alejarlo de la península dándole el cargo de
capitán general de Mallorca muriendo en la isla, solo y abandonado un año más
tarde en 1811.
El marqués de Londonderry en 1829 escribiría sobre él:
"Carecía de talento, pero era valiente,
justo y hombre de honor, muy lleno de preocupaciones, extraordinariamente terco
y odiaba rencorosamente a los franceses”.
Fuentes:
- Diccionario
Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII
(1788-1833), de Alberto Martín-Lanuza Martínez.
- Campaña y Batalla
de Medellín, de Juan José Sañudo Bayón
- La división alemana
de Leval en la batalla de Medellín: Memorias de von Holzing, de Jesús Maroto de
las Heras
- LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y SU INCIDENCIA EN LAS VEGAS
ALTAS, de Juan Ángel Ruiz Rodríguez, 2009.
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