Hoy, 27 de Febrero hace 220 años que declaramos la guerra a nuestros vecinos los portugueses.
Fuerzas españolas instigadas por Francia y apoyadas en
última instancia por su ejército, invadieron Portugal. El resultado fue la
pérdida de territorio portugués, en particular Olivenza, y en última instancia,
el escenario para la invasión completa de la Península Ibérica por las tropas
francesas.
En 1800 el primer ministro español, el extremeño Manuel
Godoy, exige a Portugal, último aliado británico del continente (como
consecuencia del tratado firmado el año anterior con Francia) romper su alianza
con Gran Bretaña y el cierre de todos sus puertos a los ingleses. Portugal,
como era de suponer, se negó y en abril de 1801, las tropas francesas llegaron
al país. Fueron apoyadas por las tropas españolas de Manuel Godoy que tenía
bajo su mando, al ejército de Extremadura, con cinco divisiones. El ataque a
Portugal comenzó en la madrugada del 20 de mayo y se centró en la región
fronteriza portuguesa, la fortificación de Elvas y las ciudades fortificadas
más pequeñas de Campo Mayor, Olivenza y Juromenha.
Manuel Godoy |
La fuerza principal del ejército extremeño avanzó hacia
Elvas, mientras dos divisiones avanzaron a Campo Mayor y otra división a
Olivenza y Juromenha. Estas fortificaciones estaban defendidas por pocos
soldados, en su mayoría de las milicias y rápidamente se rindieron a las
fuerzas españolas. La guarnición portuguesa de Campo Mayor, bajo el mando del
teniente coronel Dias Azevedo, resistió el asalto durante 17 días, obligando a
los españoles a mantener dos divisiones enteras en el sitio. La principal
fuerza bajo el mando directo de Godoy, trató de asaltar a Elvas, pero fue
repelida por la guarnición portuguesa comandada por el general Francisco de Noronha.
La guerra entró en un punto muerto, con la mayoría de las
fuerzas extremeñas en asedios a fortalezas y el resto no pudo romper el bloqueo
realizado por el núcleo principal del ejército portugués para avanzar más allá
en Portugal. A pesar de esto, Godoy recogió naranjas en Elvas y las envió a la
Reina con el mensaje de que iba hacia Lisboa. Así, el corto conflicto, que
apenas duró 18 días, se conoció como la "Guerra de las Naranjas".
El 6 de junio de 1801, Portugal aceptó los principios del
Tratado de Badajoz y acordó cerrar sus puertos a los barcos ingleses, dar
concesiones comerciales a Francia, ceder Olivenza a España y parte de Brasil a
Francia, aparte de pagar una indemnización.
Después de la batalla de Trafalgar
en 1805, el gobierno de Portugal restableció las relaciones con su antiguo
aliado. Esto llevó a Francia a declarar cancelado el Tratado de Paz de Badajoz,
volviendo a marchar contra Portugal e invadiéndolo, iniciando así la Guerra
Peninsular.
TRAFALGAR
El día 21 de octubre de 1805, a 20 millas del Cabo Trafalgar,
la flor y nata de las marinas más potentes de la época miden sus
fuerzas en un combate tras el que nada será igual. La sangre de muchos
españoles, sabedores de que su destino era una muerte segura, tiñó una
de las páginas más memorables de nuestra historia. Los mares no volverán
a presenciar un enfrentamiento de una magnitud comparable hasta los
grandes combates aeronavales del Pacifico.
El San Ildefonso fue un navío de línea de 74 cañones y 669 almas construido en Cartagena perteneciente a la Armada Española entre la fecha de su
botadura en 1785 hasta que fue capturado por los ingleses en 1805.
Esta bandera fue desplegada durante el funeral del alminrante Nelson en
la Catedral de Saint Paul. Bajo la cúpula del templo, como muestran las
pinturas de la época, los emblemas de la Armada Combinada asistieron a
las honras fúnebres del héroe nacional que había logrado una victoria
que cambiaría la hegemonía en los mares.
Después de muchas décadas en
Saint Paul, la bandera del «San Ildefonso» fue llevada al Museo Marítimo
de Greenwich. Allí ya no se expone por lo precario de su estado. Está
envuelta en papel tisú, y en los últmos años solo se expuso y restauró
con motivo del segundo centenario de la batalla.
Algunos de los
muchos agujeros que presenta la tela han sido ocasionados por el tiempo,
otros vienen de la batalla. Pero los más visibles son debidos a que
sufrió desgarros por parte de desaprensivos que buscaban un souvenir de
la batalla y arrancaron trozos con cuchillos y tijeras durante algún
tiempo.
EL HEROE EXTREMEÑO DE TRAFALGAR
Golfo de Trafalgar 21 de Octubre de 1805 cerca de Cádiz, un granadero de Marina, un
extremeño, Martín Álvarez Galán se encuentra a bordo del navío español
“San Nicolás de Bari” defiende la bandera española con uñas y dientes
haciendo frente al ejercito ingles ayudado solamente por su sable…
No quiero ni imaginar la cantidad de películas y poemas que hubieran
ensalzado a este héroe si fuese anglosajón, pero aquí somos así, somos
de memoria frágil y parece incluso que nos avergonzamos de nuestro glorioso pasado, que pena.
Un oficial inglés, testigo de los hechos los relataba así:
“En el barco español “San Nicolás de Bari” quedaba algo por conquistar. Sobre la toldilla arbola la bandera española que flota al viento cual si todavía el barco no se hubiese rendido. El sargento mayor de marines William Morris que lo observa va a ella para arriar la bandera. Antes de llegar un soldado, de centinela en aquel lugar, sin apartarse de su puesto, le da el alto, el sargento no le hace caso y se acerca, el sable del centinela lo atraviesa con tal fuerza que lo queda clavado en la madera de un mamparo. Más ingleses se acercan y el centinela no logrando desasir su sable de donde se hallaba pinchado, coge un fusil a modo de maza y con él hiere a dos soldados y da muerte a otro oficial. Da después un salto desde la toldilla para caer sobre el alcázar de popa donde lo acribillan a tiros. Nelson que ha presenciado la escena se aproxima al cadáver silencioso y ordena que se le envuelva en la bandera que había defendido con tanto ardor.
Urge desembarazar los barcos de muertos y ruina y se comienza a dar sepultura a los muertos. Todos tienen el mismo trato. Una bala atada a los pies. Un responso del capellán y por una tabla deslizante hundiéndose en el mar”
Pero nuestro paisano no estaba muerto, solamente malherido y es llevado a un hospital en Portugal en donde salva la vida, apasionante vida que entregaría al Señor cuatro años después víctima de la tuberculosis.
Fuentes: Todo a Babor, El sable y el granadero. Patente de corso, Historia Moderna de España Alfredo Floristan, Ariel.
“En el barco español “San Nicolás de Bari” quedaba algo por conquistar. Sobre la toldilla arbola la bandera española que flota al viento cual si todavía el barco no se hubiese rendido. El sargento mayor de marines William Morris que lo observa va a ella para arriar la bandera. Antes de llegar un soldado, de centinela en aquel lugar, sin apartarse de su puesto, le da el alto, el sargento no le hace caso y se acerca, el sable del centinela lo atraviesa con tal fuerza que lo queda clavado en la madera de un mamparo. Más ingleses se acercan y el centinela no logrando desasir su sable de donde se hallaba pinchado, coge un fusil a modo de maza y con él hiere a dos soldados y da muerte a otro oficial. Da después un salto desde la toldilla para caer sobre el alcázar de popa donde lo acribillan a tiros. Nelson que ha presenciado la escena se aproxima al cadáver silencioso y ordena que se le envuelva en la bandera que había defendido con tanto ardor.
Urge desembarazar los barcos de muertos y ruina y se comienza a dar sepultura a los muertos. Todos tienen el mismo trato. Una bala atada a los pies. Un responso del capellán y por una tabla deslizante hundiéndose en el mar”
Pero nuestro paisano no estaba muerto, solamente malherido y es llevado a un hospital en Portugal en donde salva la vida, apasionante vida que entregaría al Señor cuatro años después víctima de la tuberculosis.
Martín Álvarez nació en la bonita localidad de Montemolín situada al
sur de la provincia de Badajoz, a unos 150 Kilómetros de Don Benito en
el año de 1766, hijo único del matrimonio de Pedro Álvarez y Benita
Galán. En 1936 se inauguró un monumento en su localidad natal, con una
estatua del heroico marino que podemos ver en una de las fotografías.
Es otro de los héroes olvidados al igual que nuestro paisano el
dombenitense Manuel López Parejo, soldado en la Guerra de Filipinas.
El dombenitense Manuel López Parejo, soldado en la Guerra de Filipinas. |
Fuentes: Todo a Babor, El sable y el granadero. Patente de corso, Historia Moderna de España Alfredo Floristan, Ariel.
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