Me gustaría que esta pequeña piedra que sostengo entre mis
dedos por un momento me pudiera hablar, aunque quizás me esté gritando pero no
la entiendo, la acerqué a mi oído y me pereció sentir el retumbar de los
latidos de cientos de corazones que, al igual que un insecto en ámbar, habían
quedado atrapados en ella.
Caminar por el campo donde recogí esta piedra ha sido una de
las sensaciones más sobrecogedoras que he podido percibir en mi vida, es uno de
los lugares menos conocidos y de más triste recuerdo de una época nefasta de la
reciente historia de España, la Guerra Civil, a cada paso se podía sentir que
sobre esa tierra, sobre esas piedras, el hombre retrocedió en su condición de
ser humano, aquí se encuentran los restos de lo que en su día fue el Campo de
Concentración de Castuera (Badajoz-España).
El concepto campo de concentración, o campo de
internamiento, seguramente os sonará a película de la II Guerra Mundial con
Steve McQueen y los nazis, pero los restos de uno de ellos los tenemos a tan
solo 44 kilómetros de Don Benito.
Este centro estuvo destinado a alojar a los
presos de guerra republicanos del llamado “Frente Extremeño”. Aquí se llegaron
a contabilizar entre 8.000 y 9.000 prisioneros, otras fuentes indican que por
este campo llegaron a pasar entre 15.000 y 20.000 hombres, muchos de ellos
sufrirían el hacinamiento, la inanición y parte de ellos encontrarían la
muerte.
Estuvo operativo entre los años 1939 y 1940.
Fue una experiencia única esta visita guiada dentro de la
Jornadas Europeas de Patrimonio 2016, tuvo lugar el 30 de Octubre de ese mísmo año.
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