DON BENITO. LOS REFUGIOS 2ª PARTE

LOS REFUGIOS DE LA CLASE ALTA

Existen en nuestra ciudad, como en muchas otras, rincones ocultos que hace mucho tiempo no cuentan con presencia humana, en ellos reinan la oscuridad, la soledad y el abandono.

 VIDEO SOBRE LOS REFUGIOS DE DON BENITO 

Estos espacio subterráneos que vemos en las fotos, surgieron como refugios antiaéreos y almacenes de sus pertenencias más preciadas durante la Guerra Civil Española, de una clase privilegiada, la más pudiente de la localidad, pero ni esto ni todo su oro pudieron salvarlos del exterminio ni del expolio.

En las fotos vemos dos túneles de dos casas distintas de principios del siglo XX que en su día fueron de un mismo propietario, hoy son distintos, por eso están tapiados a mitad de camino. Se comunicaban entre sí bajo el suelo que pisamos, ¿quién sabe qué secretos ocultaron?

 

Nuestro amigo Andrés Sánchez Díaz, al que vemos en las fotos, se introdujo en uno de ellos y piensa que en total pudieran tener estos túneles entre 60 y 70 m. de largo, su planta es en forma de “Z”, se encuentran alagados por aguas subterráneas y en uno de ellos se pueden apreciar, ya corroídos, los antiguos cables para el suministro de la electricidad.

LA CASAMATA

Casamata situada en el puente viejo del Guadiana, junto a la carretera de Guadalupe.

Esta construcción es de la época de la Guerra Civil Española y estaba destina a albergar una ametralladora o una pequeña pieza de artillería. Construida con hormigón de gran resistencia reforzado con acero, tiene una pequeña abertura desde la que hacer fuego sobre las zonas a cubrir.

LA FORTIFICACION DE LA SIERRA DE ORTIGAS

En este idílico paraje podemos encontrar una gran diversidad de fauna salvaje, entre la que destacan: los conejos, las libres, las perdices o los jabalíes entre muchos otros. Su vegetación es también muy rica y variada: la encina, la jara, el cantueso o la torvisca tienen su reino en ella.

Escondido entre la maleza de la sierra, que implacablemente reclama su pago por haber prestado su piel, se oculta un tesoro histórico, una fortificación, la más extraordinaria que el ejército republicano realizó en todo el frente extremeño durante la Guerra Civil. Fue proyectada por el Teniente de Infantería Elisardo Penas García, durante el otoño de 1937. 

En esta línea de defensa existen gran número de búnkeres, trincheras sólidas, túneles y nidos de ametralladoras o casamatas. De nada sirvió esta intrincada línea de defensa pues en el verano del 38, en una operación combinada, caía en manos nacionales la ciudad de Don Benito.

Un insigne poeta anduvo por esta sierra enseñando sus poemas a las tropas que allí se alojaban, uno de ellos decía así:

Quien se para a llorar, quien se lamenta contra la piedra hostil del desaliento, quien se pone a otra cosa que no sea el combate, no será un vencedor, será un vencido lento.

Se llamaba Miguel Hernández

¿UNA FORTIFICACION PERDIDA?

Informado por una amiga, fiel seguidora de mis publicaciones, supe de la existencia de estas ruinas que vemos en las fotos. Después de explorar la zona durante toda una mañana, mi amigo Andrés Sánchez Díaz (compañero de aventuras) y yo por fin dimos con ellas, se encuentran en medio de un terreno de cultivo, cerca del rio Guadiana. Lo más probable es que sean los restos de una fortificación de mediados del siglo XX, de tiempos de la Guerra Civil Española.

Lo primero que llamó nuestra atención fueron esas aberturas estrechas que se utilizaban para disparar denominadas troneras, son del tipo de las llamadas troneras de embudo pues tienen un tamaño mayor en la parte exterior de la fortificación con respecto a la interior, conformando un embudo rectangular que se proyectaba de dentro hacia fuera. Dotaba al tirador de un mayor ángulo de tiro y posibilitaba el emplazamiento de una ametralladora que pivotase sobre un eje o un trípode, aprovechando así el ángulo ganado con este tipo de tronera.

Terminado el trabajo de campo y revisando su situación exacta con fotografías satelitales, pude comprobar que posiblemente formó parte de una construcción de más magnitud a juzgar por las marcas que se vislumbran muy cerca de su emplazamiento.