Basado en hechos reales. Por dovane63.
Al día siguiente a la misma hora, el rostro volvió a aparecer, Adela no le dijo nada a su marido, muerta de miedo cogió a sus niñas y se fue a casa de su madre, no quería volver a casa.
Así un día y otro día, hasta que armada de valor una de esas
mañanas se dirige al rostro y le dice:
- ¿Qué quieres, qué deseas de mí? Porque me tienes asustada,
¿sabes? ¿qué es lo que quieres?
El rostro se dirige a ella y le dice:
- No, solamente quiero que hagas una promesa incumplida.
- ¿Una promesa?
- Sí, una promesa a la Virgen de las Cruces, que vayas con
mi hija, lleves un ramo de flores y le enciendas 3 velas, cuando lo hagas
vendré de nuevo y te diré.
Fue a casa de su tía y le contó el caso, compraron el ramo,
llevaron a la niña y encendieron las tres velas.
- A ver por qué no se le aparece a su mujer y a su hija, me
decía.
Al otro día por la mañana, como era habitual, el rostro volvió
a aparecer y le dijo:
- Te lo agradezco y
quiero que le digas a mi familia que bajo la séptima teja de la tercera fija
del tejado de la casa, hay escondida una caja, que la cojan, hazme este favor y cuando la tengan me iré en paz.
- Pues vete en paz y déjame
en paz.
Y así se lo dijo a su tía.
- Busca en el tejado bajo
la séptima teja de la tercera fija (la casa y el tejado aún se conservan tal
cual en el céntrico barrio de San Gregorio).
- Tita, que me ha dicho esto, hazlo por favor.
Efectivamente apareció una caja de lata muy vieja, muy
vieja, que contenía muchas monedas y mucho dinero. A raíz de esto, no volvió a
aparecer el rostro nunca más, pero a mi amiga le costó una gran depresión, ya
no podía dormir, estaba aterrada y se despertaba todos los días a la misma hora
mirando hacia la esquina del dormitorio.
Afortunadamente logró superarlo y a día de hoy vive feliz
junto a su marido y rodeada de sus hijos y nietos, mientas me contaba esta
misteriosa historia, recordé una película de las llamadas de miedo (esas que mi
madre no ve, “El espinazo del diablo”), desgraciadamente recientemente ha
muerto su protagonista, uno de mis actores favoritos, el argentino Federico
Luppi, recuerdo una escena memorable de la película que el actor dice:
- Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez,
un instante de dolor, quizá algo muerto que parece por momentos vivo aún, un
sentimiento, suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un
insecto atrapado en ámbar. Un fantasma, eso soy yo.
FIN
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