jueves, 31 de agosto de 2017

DON BENITO. ARBOLES SAGRADOS



CINAMOMO-MELIA (Melia azedarach) 


Estos dos árboles, de más de quince metros de altura y 3.50 metros de perímetro de su tronco, dicen que tienen más de 50 años, forman parte del espléndido paisaje de la no menos espléndida Avenida del Pilar de Don Benito. Se caracterizan por dar mucha sombra y por su abundante y aromática floración. 


Es nativo este árbol de la India, Nepal, Sri Lanka, China tropical, Laos, Tailandia, Vietnam, Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Filipinas, llegando hasta Australia tropical e Islas Salomón, aunque en la actualidad se encuentra cultivado y naturalizado en muchas partes del mundo. 


Cultivado desde épocas muy antiguas como excelente árbol de sombra, tolera muchos tipos de suelo, el calor y la sequía. Sus frutos son purgantes y en cierta cantidad pueden llegar a producir la muerte. En Asia se les considera árboles santos y los huesos de sus semillas que se perforan fácilmente (tienen un orificio natural entre los extremos) se usan como cuentas para fabricar rosarios, la corteza del tronco tiene aplicaciones medicinales e insecticidas

A los alérgicos no les gusta mucho este árbol.

EL ARBOL DE LA SABIDURÍA 



Los fines de semana suelen ser días de aventuras para mí, alejado de la rutina del trabajo, hay tanto por descubrir a nuestro alrededor… tantas historias que contar… solo hay que abrir los ojos para descubrir las maravillas que nos rodean a cada paso que damos, me siento un privilegiado por vivir donde vivo. 

Guiado por mi amigo Juan Antonio Casado Nieto, en esta ocasión, atravesamos un camino prácticamente intransitable lleno de baches y barro, de pronto apareció ante nosotros algo majestuoso, tenía la sensación de estar contemplando un rincón de una selva lejana allende los mares o el escenario de una novela de Emilio Salgari que tantas veces imaginé. Era un impresionante árbol de más de 10 m. de altura, tendrá más edad que todos nosotros, no podía creer lo que veían mis ojos, a pocos kilómetros de Don Benito vive este viejo Titán. 

Desconozco a qué especie pertenecerá  y cómo habrá llegado hasta ahí. 

Es increíble descubrir los tesoros de la naturaleza, me acordé inmediatamente del arból Bodhi que muchas veces había visto en los libros, aquel donde el príncipe Siddartha se transformó en Buda.


Se cuenta que durante seis años el príncipe Siddartha practicó un furioso ascetismo, es decir: un estilo de vida austero y de renuncia a placeres materiales con el fin de adquirir unos hábitos que conduzcan a la perfección moral y espiritual. Se cuenta que tan débil y esquelético llegó a estar que apenas podía sostenerse en pie. En cierto momento, una mujer se apiadó del maloliente asceta y le ofreció unas gotas de leche. Siddartha aceptó esas pocas gotas y con energía renovada se sentó a los pies de un árbol con la firme decisión de encontrar, de una vez por todas, la pieza que faltaba en el rompecabezas cósmico. Así fue como se sentó a meditar Siddartha al pie del árbol (conocido como el árbol Bodhi, o de la "Sabiduría" desde entonces), a orillas del río Neranjara. Después de muchos días y noches, donde fue sometido a toda clase de tentaciones, alcanzó la iluminación y con ella la transformación. Se había sentado a meditar Siddartha: al levantarse era el Buda.

Este árbol se encuentra a orillas del rio Ruecas, casi en desembocadura del río Guadiana y debe ser un buen sitio también para meditar. 

“Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora”.
Siddartha

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