14 de septiembre de 1852, castillo de Walmer en Inglaterra. En una pequeña y modesta habitación, sentado en su sillón, y después de servir durante 65 años a la corona, fallece una de las figuras más importantes de su siglo: Arthur Wellesley, I duque de Wellington.
Callad ahora. Que su fama brille en el silencio.
Dejad sobre las losas cuanto no sea admiración.
Y que en esta inmensa catedral repose.
Que Dios lo acepte y Cristo lo reciba.
Extracto de la Oda por la muerte del Duque de Wellington
de ALFRED TENNYSON
Máscara mortuoria del Duque de Wellington |
El 6 de abril de 1812 Arthur Wellesley al mando del ejército
aliado luso británico con unos 25.000 hombres dio la orden de asaltar la ciudad
de Badajoz.
El asedio a Badajoz duró 20 días. Durante el transcurso de
la batalla y en menos de dos horas los atacantes sufrieron alrededor de 2.000
bajas que llevaron a Wellington a meditar su retirada. Pero un golpe de suerte
lo cambió todo, la 3ª División inglesa conquistó la Alcazaba, que era un lugar
estratégico. Los franceses antes de verse rodeados se retiraron al cercano
Fuerte de San Cristóbal. La sangrienta batalla concluyó con 4.888 bajas
aliadas, y 1.500 bajas y 3.500 prisioneros en el bando francés.
Pero lo más
vergonzoso vino después, las tropas aliadas tras darse al vino y la cerveza,
comenzaron un largo saqueo en el que abusaron y asesinaron a gran parte de la
población civil.
Según parece esto era algo habitual por parte de estas
tropas, y así lo corrobora esta carta que adjunto en la que se nombra la ciudad
de Badajoz, y que encontré investigando en la web de la librería del Congreso
de los Estados Unidos de américa.
Dicha carta iba dirigida al Sr. Josiah Meigs, y la firmaba
nada más y nada menos que Thomas Jefferson, está fechada en Monticello el 18 de
Septiembre de 1813 y dice algo así:
Muy señor mío: Le doy las gracias por la información
contenida en su carta del 25 de agosto, confieso que cuando he oído hablar de
las atrocidades cometidas por las tropas inglesas en Hampton, yo no me lo
creía, pero pruebas posteriores las han colocado fuera de toda duda.
A ésta se
ha agregado la información de otro trimestre que demuestra la violación de las
mujeres a ser su práctica habitual en la guerra.
El Sr. Hamilton, hijo de
Alexander Hamilton, por supuesto, un federalista, y que estaba con el ejército
británico en España declara que es su práctica constante, y que al tomar
Badajoz, él mismo fue testigo ocular de estas atrocidades cometidas por estas
tropas en las calles, y que los agentes no intentaron frenarlo.
La información
contenida en su carta demuestra que no es sólo una práctica reciente. Este es
un rasgo de barbarie y fomento de crueldades salvajes. Este tratamiento brutal
hacia los prisioneros de guerra, yo no lo había asociado al carácter británico.
Estoy feliz de saber que usted y los miembros de su familia gozan de buena
salud, reciba el testimonio de mi gran estima y respeto.
Un historiador comentó una vez:
“El ardor guerrillero español no derrotó a los franceses y
liberó España de las ideas revolucionarias y anticatólicas importadas de
Francia. La triste realidad, es que España era incapaz de liberarse sola y si
se liberó del dominio francés fue gracias a la intervención británica”.
Los
ejércitos ingleses no eran ni mejor, ni peor que los franceses, ni que los
propios ejércitos españoles. Todos cometieron tropelías.
Wellington fue una de las figuras clave en la Guerra de Independencia
Española, comandó las fuerzas aliadas y derrotó al ejército francés en las
batallas de Lisboa, Talavera, Ciudad Rodrigo y Arapiles, logrando finalmente
expulsar al ejército napoleónico de España.
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