martes, 6 de octubre de 2020

MORIR CAGANDO (CON PERDÓN)


Una de las traiciones más recordadas, pues hasta el mismo Cervantes la menciona en la Primera Parte de El Quijote, fue la cometida por el noble leonés Vellido Dolfos (supuesto autor de la muerte del rey Sancho II de Castilla un 6 de octubre de 1072), que al igual que le sucediera al patriarca de los Lannister en la famosa serie de Tv “Juego de Tronos” tuvo la muy poco honrosa manera de morir cuando estaba… cagando.
 
 

 

Durante el asedio a la ciudad de Zamora, buscando posibles debilidades en las murallas de la ciudad, el rey Sancho II de Castilla, descabalga del caballo para aliviarse, entregando a Vellido Dolfos el venablo que portaba (un venablo es una lanza pequeña). 

Cuando el rey estaba defecando en un lugar apartado, el traidor aprovechó su debilidad para darle una lanzada que entró por su espalda y salió por el pecho.

 


Tras esto huyó rápidamente a refugiarse en Zamora. Según algunas versiones de lo ocurrido, el mismísimo Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, leal al rey Sancho, persiguió al traidor hasta las puertas de la ciudad, pero no pudo atraparlo.

Unos cuentan que Vellido abandonó Zamora y se dirigió a tierras moras y otros señalan que fue entregado a los castellanos y que, según las costumbres de la época, fue descuartizado por cuatro caballos.

LETRINA DE HOYO

 

En nuestra zona, por ser eminentemente agrícola, las casas solían tener en la parte de atrás una cuadra donde se guardaban  las “bestias” (mulos, burros y caballos)  y pegado a esta cuadra el “hoyo del estiércol” y su letrina de hoyo, yo mismo la usé a finales de los años 60. 
 
 
 
 
Eran más o menos como la que vemos en la foto y el papel higiénico nada de suave, jajaja…. hojas de revistas o periódicos o el mayor de los lujos, papel “El elefante”.
 


Aunque como dijo aquel torero “hay gente pa tó” pues según me contó una paisana y testigo presencial de los hechos, cuando a mediados del siglo pasado  se hospedó en su casa una famosa estrella Hollywoodiense...
 
 
 
 
gustaba de utilizar, para hacer sus necesidades, el hoyo del estiércol, pues decía que le recordaba a su feliz infancia vivida en un rancho norteamericano.


LA MUERTE Y EL BAÑO

 
Hablando de baños y necesidades, estos son algunos personajes famosos que tuvieron la desgracia de morir mientras utilizaban el baño:


- Heliogábalo, emperador romano de la dinastía Severa que reinó desde 218 hasta 222, asesinado por la guardia pretoriana en una letrina.


- Jean-Paul Marat, revolucionario francés, fue asesinado por Charlotte Corday en la bañera.


- Catalina la Grande, emperatriz de Rusia murió de un infarto mientras hacía caca.


 - Maria Montez, actriz dominicana, encontrada muerta en la bañera, presumiblemente falleció de un ataque cardiaco.

- Tod Browning, director de cine, falleció en el suelo del baño de unos amigos.
 

- Vivien Leigh, (la famosa Escarlata de la película Lo que el viento se llevó), padecía de tuberculosis,  fue encontrada muerta en su baño.


- Claude François, cantante francés, murió electrocutado por su secador de pelo mientras se daba un baño.


 - Elvis Presley, el Rey del Rock, que murió de un ataque cardiaco haciendo esfuerzos en el retrete.
 

Hay un viejo dicho que dice:

"Caga el cura, caga el Papa y de cagar, nadie se escapa".

3 comentarios:

  1. Ay, el papel El Elefante de nuestros pecados... te dejaba los bajos como un ecce-homo.

    Aun así, es el caso que, cuando empezó a popularizarse el papel "tisú", recuerdo a personas mayores quejarse de la blandura de éste, que se rompía al frotar y terminaban manchándose las manos...

    Saludos.

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    1. y contando que no te picaran el culo la gallinas...jajaja. Un saludo Villano

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  2. Ja, ja, ja... muy interesante tu escatológico artículo!!! Hay que saber de todo en esta vida! Por cierto, en casa de mis padres también utilizamos un retrete de esos, sobre el estiércol del corral de las gallinas! Madre mía, cómo han cambiado los tiempos! Y en Las Gamitas, aldea de camino a Guareña, en casa de mi tía María se usaba la cuadra. Hay cosas que ciertas generaciones hemos conocido bien. Un abrazo, Antonio.

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