jueves, 26 de marzo de 2020

BELLA MARIA LUISA



María Luisa de Orleans fue reina consorte de España entre los años 1679 y 1689


Fue la primera esposa de Carlos II “El hechizado”, el último rey Habsburgo de España. Moriría con tan solo 26 años de edad. El rey Carlos II se casaría de nuevo, como el deber se lo requería, le presentaron varios retratos de las posibles candidatas, todas muy bellas, todas hermosas, pero al verlas, él giró su mirada hacia un retrato de la difunta María Luisa y con inmenso pesar, tras suspirar, exclamó:

 “Ésta sí que era hermosa”.

Carlos II “El hechizado”


Por sus venas corría sangre Borbón, Habsburgo y Estuardo, pues sus abuelos fueron el rey Luis XIII de Francia y el rey Carlos I de Inglaterra, sus tíos fueron el "Rey Sol" Luis XIV, el Rey Carlos II y el Rey Jaime II de Inglaterra. Nació el 26 de marzo de 1662 en París, Francia, su padre era Felipe I, duque de Orleans y su madre la princesa Enriqueta Ana de Inglaterra. 

Desde muy niña era conocida por su belleza fue educada por sus abuelas, una de ellas, Ana de Austria le dejó la mayor parte de su fortuna a la cuando murió en 1666. No tuvo una infancia muy feliz por la muerte de su madre, pese a ello tuvo una relación muy buena con su madrastra. Sin embargo, a medida que crecía, la familia empezó a buscarla un matrimonio adecuado, como sucedía a menudo, tratar de mantener buenas relaciones con España era una prioridad y fue prometida al Rey de España a la edad de 16 años. 


Palacio de Fontainebleau


El 30 de agosto de 1679 se casó por poderes en el Palacio de Fontainebleau con el Príncipe de Conti que actuaba en representación del novio. Posteriormente partiría para España para conocer a su esposo, el rey Carlos II, la ceremonia se celebró el 19 de noviembre de 1679. El rey Carlos II se enamoró perdidamente de ella desde el mismo instante que la conoció y ninguna otra mujer volvería a ocupar su lugar en el desdichado corazón de Carlos. 


Juan Carreño de Miranda. Carlos II con armadura. 1681. Museo Nacional del Prado. Madrid.


Acostumbrada a la corte francesa, encontró que el estricto protocolo y las reglas de la corte de los Habsburgo en España eran difíciles de soportar. También hubo una gran animosidad contra ella debido al reciente conflicto con Francia y para muchos españoles su nueva reina se convirtió en el centro de sus recelos e incluso le hicieron coplas, una de ellas dice así: 

Parid, bella flor de lis, en aflicción tan extraña, si parís, parís a España, si no parís, a París. 




A sus damas se las acusaba constantemente de participar en alguna conspiración o intriga siniestra por parte de Francia y esto sólo servía para aumentar los sentimientos de aislamiento y nostalgia por parte de la reina. El rey Carlos II y la reina María Luisa intentaron por todos los medios tener descendencia pero perdieron toda esperanza y esto la llevó a caer en una gran depresión. No había dudas sobre el amor que el rey profesaba a su esposa, pero la frialdad de la corte, el clamor popular contra ella y su falta de hijos solo hacían recordarla su infancia en su Francia natal. 




El rey no podía hacer nada por ayudarla, ya que a menudo era ignorado por su propio gobierno y estaba acosado por problemas económicos y las pérdidas del poderío español. La reina María Luisa, que había llegado a España joven, hermosa y llena de energía (en el retrato la podemos ver con la famosa perla “La peregrina”) ahora y a causa de esa depresión que le dio por comer, era una mujer con sobrepeso, afición que la llevaría a la tumba pues el día 9 de febrero de 1689 se comió un plato compuesto por:

Ternillas de ternera, sustancia de gallina y de carnero, pidió que se lo helaran con cuatro libras de nieve, después merendó ostras frías con mucho limón, aceitunas, naranjas y una taza de leche fría. Ya os podéis imaginar el cólico, sus médicos la recetaron una emulsión de opio, sal de perlas y extracto de yemas entre otros, también óleos, ungüentos y ventosas sin ningún éxito y una pócima secreta de un curandero malagueño que tras tomarla y entre grandes sudores la llevó a la tumba.

Aunque otras fuentes indican que la causa de su muerte pudo haber sido una apendicitis que era mortal en aquella época, se denominaba “cólico miserere “pues el afectado moría entre terribles dolores. 

Sebastián Muñoz. Las exequias de Maria Luisa de Orleans. 1689. Hispanic Society of America. Nueva York.


Sus últimas palabras fueron para su esposo, la única persona en España que se había preocupado por ella y le dijo: "Su Majestad podrá tener otras esposas, pero nadie os querrá como yo" tan solo tenía 26 años.

El recuerdo y el amor hacia María Luisa acompañarían al rey de España hasta el último de sus días.


No hay comentarios:

Publicar un comentario