Una reconocida familia de Don Benito vio cumplido su sueño de tener hijos con la adopción de dos niñas, eran gemelas y procedían del lejano oriente, se llamaban Akame y Kumiko.
Cuando
cumplieron 8 años celebraron una gran fiesta, al finalizar el evento, junto con
su mamá, fueron a pasear y jugar al parque grande, no podían ser más felices.
De regreso a
casa y tras un descuido de la madre, las niñas se adelantaron para ir a comprar
chuches, sin poner cuidado, las gemelas que siempre iban de la mano, se
dispusieron a cruzar la calle con tan mala suerte que en ese momento circulaba
un coche a toda velocidad y en cuestión de segundos la tragedia se desencadenó,
no se pudo hacer nada por ellas, sus cuerpos sin vida, que aún seguían unidos
por sus manos, yacían ensangrentados sobre el asfalto.
Toda la
ciudad acudió al funeral, se decretaron tres días de luto y las banderas
ondearon a media asta, la madre rota de dolor, se hacía responsable de la
terrible tragedia culpándose de ello.
Al cabo de
dos años, sorprendentemente quedó embarazada, muy contentos fueron a la
consulta del ginecólogo y para sorpresa del matrimonio la ecografía rebelo que
esperaba… gemelos.
Nacieron dos
niñas preciosas y dieron gracias a Dios por haberles devuelto a sus hijas.
Cuando
tenían 8 años fueron a pasar junto al parque, era una oscura tarde de
otoño, las niñas se agarraron
fuertemente a las manos de su mamá, que en ese momento sintió un escalofrió en
la nuca y con un impulso irrefrenable giró su cabeza, horrorizada contemplo
como en medio de la calle principal del parque había dos figuras espectrales
cogidas de la mano que impávidas la observaban.
- “Mamá…no las sueltes, que aquí fue
donde nos mataron”. Dijeron.
Desde
entonces y sobre todo en las tristes tardes de otoño, al llegar el crepúsculo,
hay quienes afirman que han visto a las gemelas advirtiendo a las descuidadas
madres con voz de ultratumba.
No la sueltes, que aquí fue… donde nos
mataron.
Las leyendas
urbanas, muy populares en esta época, son relatos cortos que mezclan hechos y
lugares reales con eventos sobrenaturales y siempre tienen una moraleja,
increíblemente alguna de ellas se propaga como la pólvora, a veces no se sabe
su origen e incluso se mezclan entre sí, como ésta que acabas de leer.
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