viernes, 20 de julio de 2018

DON BENITO. LAS TORMENTAS



Una chispa eléctrica mató al asno, pero afortunadamente resultó ileso el jinete.


Siempre que se desencadena una tormenta me acuerdo de mi padre, pues le daba un miedo terrible. Me contó una vez que cerca de su pueblo natal (Valencia de Alcántara-Cáceres) había una roca pararrayos y que todas las chispas iban a parar a ella.


Tormenta en Don Benito, la grabé desde mi balcón,  el 17 de junio de 2017

También eran terribles las inundaciones que se producían no hace tantos años en algunas calles de Don Benito por el deficiente sistema de saneamiento, espectaculares eran las de la calle Santiago allá por los años 70. Afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales.






Julio de 1925 fue una época de gran actividad tormentosa en Extremadura, espectacular fue la que arrasó Jerez de los Caballeros causando grandes daños en las mieses y devastadora la que cayó sobre el pueblo de Valle de Santa Ana, ya que causó dos muertos.

En la dehesa denominada de Roya, sita en las proximidades de dicha localidad y para guarecerse del temporal, se ocultaron en un carro los operarios agrícolas Lorenzo Sánchez, Pedro Barriga González, Diego Díaz Ceballos y un hijo del primero.

Una chispa eléctrica cayó sobre el vehículo, mató a Lorenzo y a Pedro e hirió gravemente a los restantes.



Nuestra zona  tampoco se libró de las tormentas, el día 17 de julio de 1925, por la carretera de Medellín a Don Benito marchaba montado sobre un burro el vecino Manuel Cidoncha. Una chispa eléctrica mató al asno, pero afortunadamente resultó ileso el jinete.

 ANTI-TORMENTAS

En otros tiempos, algunas iglesias, como por ejemplo la de Santiago, disponían de su propio sistema anti-tormentas, los Conjuratorios.  Un balcón desde donde el sacerdote lanzaba conjuros contra las plagas y tormentas. 

Escalera acceso al campanario de la iglesia de Santiago de Don Benito


Esta antigua práctica, trataba de alejar el mal que podían engendrar los elementos atmosféricos sobre la feligresía, indefensa entonces ante la fuerza del rayo, el viento, la tormenta, o el frio. EL mal podía venir también en forma de inundaciones o riadas que anegaban los campos o también de enfermedades, como la peste, que diezmaban la población. Pero también podía llegar en forma de sequía y entonces, aparte de las rogativas habituales que se celebraban en la Iglesia, también se conjuraban los elementos atmosféricos para la protección de las cosechas, único medio de subsistencia para la población en otros tiempos. Por ello, desde la Edad Media, toda Iglesia que se preciara de cierta relevancia disponía de conjuratorio y su uso era a discreción del párroco de turno.



 Una oración popular conocida como “Tentenublo” (Detente, nublado) dice lo siguiente:

“Tentenublo, tente en ti, no te caigas sobre mí; guarda el pan, guarda el vino, guarda los campos, que están floridos” 

y que supongo iría rezando nuestro paisano Cidoncha cuando le cayó el rayo.


FUENTES:

Fotos: D.S. Cordero y dovane63
Diario La Voz de Madrid de fecha 18 de julio de 1925
Ceremonia y rúbrica de la Iglesia española.



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