sábado, 3 de febrero de 2018

DON BENITO 1809. CAPITULO 2




“1 de abril de 1809, fuimos con las herramientas para enterrar los cuerpos de 18.000 españoles y 900 caballos. El jefe era el coronel holandés Steinmetz. Nos habíamos provisto ampliamente de tabaco. Salía humo de nuestras pipas en cantidades abundantes para poder soportar el hedor nauseabundo, ya que los cuerpos estaban muy descompuestos y putrefactos. Las caras estaban negras, las ratas corrían en manadas entre los cuerpos y en aire volaban grupos de buitres que se lanzaban en masa sobre la carroña humana”.

Extracto de las memorias de Karl Franz von Holzing, teniente de la División Alemana de Leval en la Batalla de Medellín el 28 de Marzo de 1809.
 




10 de Marzo de 1809 el ejército francés al mando del mariscal Víctor hace retroceder al de Extremadura hasta Medellín. Tales hechos hacen temerse lo peor a la Junta de Extremadura, así que el día 23 envía una circular a Don Benito y a todas las cabezas de partido poniéndolas en estado de alerta general con el objetivo de frenar a los franceses, decía así:

“Que cada hombre se arme con sable o cuchillo, la deserción será castigada, con una pena de 8 años en un presidio de África, si se es pobre o de seis años y la pérdida de todos los bienes si se dispone de propiedades”.


GREGORIO GARCIA DE LA CUESTA Y FERNANDEZ DE CELIS

Fue el Capitán General y Comandante en Jefe de los Ejércitos de Castilla y Extremadura durante 1808 y 1809. Perteneciente a la pequeña nobleza montañesa, vino al mundo un 9 de Mayo de 1741 en La Lastra, una pequeña localidad enclavada en el valle del Nansa, perteneciente al municipio de Tudanca (Cantabria). 



Cuesta al igual que su rival en Medellín, Víctor, comenzó su carrera militar muy joven, concretamente a los 17 años. Después de terminar sus estudios de gramática y filosofía, ingresó como cadete en el regimiento de infantería de Toledo y de ahí paso a la plaza de Orán donde fue instruido en los principios del arte de la guerra.

 En 1761 era ya subteniente participando en la campaña de Portugal. En 1766 pasó a formar a la tropa dell regimiento de infantería de Extremadura haciendo funciones de Sargento Mayor y en 1775 ingresó en la Academia Militar de Ávila para completar su formación militar, permaneciendo allí por espacio de 2 años. Estuvo presente el sitio de Gibraltar en 1779. Después de esto, embarcó hacia América, a la isla de Santo Domingo y luego a La Habana, Perú, Panamá…


En 1788 es nombrado Teniente Coronel por los méritos obtenidos contra los insurrectos en Potosí y la ciudad de la Plata. Poco después de apaciguar aquellas provincias allende los mares regresa a España con el grado de Coronel, llega a Cádiz en Agosto del 91 y es destinado a la guarnición de Badajoz.


Con este regimiento en 1793 marchó a La Guerra del Rosellón (conflicto que enfrentó a la monarquía de Carlos IV de España y a la Primera República Francesa entre 1793 y 1795) donde fue herido cerca de Perpiñán. Logró gran prestigio por sus victorias en esta guerra lo que le valió los ascensos de mariscal de campo, teniente general y finalmente presidente del Consejo de Castilla en 1796. Desde este puesto político tuvo varios enfrentamientos con el Secretario de Estado, Manuel Godoy, que provocaron su destitución y posterior destierro a Santander. Tras el motín de Aranjuez es nombrado por Fernando VII, Capitán General de los Reinos de Castilla y León, así como Presidente de la Real Chancillería de Valladolid. Accede después de las revueltas del 2 de Mayo a encabezar la rebelión contra las tropas francesas, pese a lo desoladora situación en la que se encontraba el ejército, sin efectivos, sin armas ni municiones. 


El propio Napoleón le envió una carta en la que le ofrecía el puesto de Virrey de Nueva España, si se mantenía fiel a José Bonaparte y no se sumaba a la rebelión, cargo que por supuesto rechazaría tajantemente. 


Los primeros encuentros con el enemigo francés fueron un auténtico desastre, perdiendo la batalla de Cabezón. Posteriormente escribiría su famosa arenga dirigida a los españoles para levantar los ánimos, llamando a la lucha y la unidad frente al enemigo, un extracto dice así:

 “El objetivo de Napoleón es hacernos esclavos de Francia, llevarnos a países remotos a servir a sus caprichos y sacarnos todas nuestras riquezas. ¿y callaremos a la vista de esto?¿preferís la esclavitud a la independencia? ¡No! El español no ha nacido para ser esclavo, ha nacido para ser libre y no puede serlo si no toma las armas para la defensa de sus derechos”. 


Parece ser que dio sus frutos y se le unen diversos regimientos procedentes de León, Zamora, Asturias y el Ejército de Galicia, comandado por Blake pero una división de opiniones tácticas hacen que nuevamente sea derrotado el 14 de Julio de 1808 en la Batalla de Medina de Rioseco.


La victoria sobre las tropas francesas en Bailén y su posterior repliegue trae algo de alivio a la difícil situación de Cuesta. En una junta de generales se propone la creación de un mando único, Cuesta se propone a sí mismo alegando el hecho de haber sido nombrado directamente por el rey Fernando VII, pero su propuesta es rechaza, posteriormente es destituido y arrestado por parte de la Junta Central por ordenar la detención de varios vocales no afines a su causa. La marcha de la contienda está siendo desastrosa para los españoles, la presión popular pide que se libere a Cuesta y éste tome el mando de reconstituir el Ejército de Extremadura con el fin de defender la frontera meridional, es liberado y nombrado capitán general de Extremadura, así como comandante del renovado Ejército de Extremadura.



En enero y febrero de 1809 toda la provincia de Badajoz es reconquistada a los franceses. El 28 de marzo, Cuesta es herido y su ejército severamente derrotado en la batalla de Medellín. En cualquier país, una abrumadora derrota en una batalla como la de Medellín habría supuesto una rendición incondicional y la pérdida de la guerra, así como la destitución de su máximo responsable, en cambio la Junta Central asciende a Cuesta a Capitán General el 1 Abril de 1809.

Mucho se ha escrito del planteamiento táctico de esta batalla, calificándola por parte de expertos en el arte de la guerra como de auténtica locura, lo de poner todo el ejército en una sola y extensa línea (sin reservas) parecía que en un principio funcionaba, pero cuando la caballería española echó a huir todo estaba perdido, siendo una auténtica masacre, se dice que sus capacidades tácticas, unidas a la calidad de sus tropas, no estaban a la altura de sus oponentes franceses. 


Al viejo general ya no le queda más remedio que cooperar con los ingleses, algo que no le gustaba, pues odiaba a su comandante Arthur Wellesley y fruto de esta cooperación obtuvieron una gran victoria conjunta en la batalla de Talavera, siendo condecorado por la Junta Central de Defensa con la Gran Cruz de Carlos III. 



Al poco tiempo sufre un ataque de apoplejía por lo que tiene que ceder el mando y retirarse para recuperarse. Los muchos enemigos que tiene en la Junta aprovechan esta oportunidad y le deniegan volver al mando y se decide que lo mejor es alejarlo de la península dándole el cargo de capitán general de Mallorca muriendo en la isla, solo y abandonado un año más tarde en 1811. 


El marqués de Londonderry en 1829 escribiría sobre él:

 "Carecía de talento, pero era valiente, justo y hombre de honor, muy lleno de preocupaciones, extraordinariamente terco y odiaba rencorosamente a los franceses”.



Fuentes:
 - Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), de Alberto Martín-Lanuza Martínez.
 - Campaña y Batalla de Medellín, de Juan José Sañudo Bayón
 - La división alemana de Leval en la batalla de Medellín: Memorias de von Holzing, de Jesús Maroto de las Heras
- LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y SU INCIDENCIA EN LAS VEGAS ALTAS, de Juan Ángel Ruiz Rodríguez, 2009.

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