viernes, 15 de septiembre de 2017

DON BENITO. CATALINA ARROYO



Esta rica tierra de las Vegas Altas del Guadiana ha sido testigo del paso y asentamiento de grandes civilizaciones: romanos, árabes, caballeros de la reconquista, tropas napoleónicas… todas ellas regaron con sudor y sangre su fértil suelo.


De la mano de mi amigo Andrés Sánchez Díaz, culo de mal asiento y compañero de aventuras, pude visitar su corazón muy cerquita de Don Benito, donde se produce el fruto de la vid y luego el vino, sangre de esta bendita tierra.

Dicen que un vaso de vino en el momento oportuno, vale más que todas las riquezas de la tierra y esto es lo que nos ofrecen las bodegas Catalina Arroyo, verdaderas joyas.

La finca donde se sitúan actualmente estas bodegas la compró el que fuera secretario del ayuntamiento de nuestra ciudad, D. Benito Arroyo Moreno, oriundo de Navalvillar de Pela, casado con Doña Sofía Calzadilla Tena, natural de Monterrubio de la Serena.


La bodega originaria se construyó por motivos de transportes y comerciales en la vecina Villanueva de la Serena en el año 1942, con domicilio en la calle Sevilla, números 36 y 38. Uno de los secretos que hacían y siguen haciendo excepcionales a estos vinos son los conos donde se deposita tan preciado líquido, los cuales fueron construidos con cemento, in situ, por un albañil de Villanueva, apellidado Silva, que fue discípulo de Javier Bordallo, inventor de este tipo de conos de cemento.


Su sistema fue adoptado por las grandes bodegas de toda España, principalmente de Castilla la Mancha, donde hasta entonces se utilizaba el viejo sistema de conos de barro (curiosamente el principal fabricante de tinajas de barro de nuestra región era un vecino de la localidad de Guareña, el padre del afamado escritor Luis Chamizo). 


En aquella época se cuenta que a Ciudad Real se desplazaban cuadrillas de 20 o 30 trabajadores de Villanueva para construir conos de cemento con este sistema de Javier Bordallo y construyeron una de las mayores bodegas españolas de entonces: “La Damieleña”, el cemento y el hierro se lo servían por cupos justificados, pues estaban racionados los materiales.

Pero sigamos con nuestra bodega: La producción de esta finca en un principio se destinaba a la uva de mesa, posteriormente empezaron a vender vino de pitarra en 1923 y es en 1940 cuando Catalina Arroyo, hija y heredera, crea ya las bodegas Catalina Arroyo Calzadilla. En 1972 la maquinaria y los conos más “pequeños” 4000 litros, se trasladan desde Villanueva hasta la nueva bodega en la misma finca y es regentada por Ramón Sánchez Arroyo (hijo de Catalina) hasta 1998 año de su muerte.


A partir de entonces se hace cargo de la bodega su hermano Jesús Sánchez Arroyo , el cual acompañado actualmente por su hija Esther como directora técnica y enóloga, han sabido conjugar tradición e innovación desde este pedacito de Don Benito para producir uno de los mejores vinos que jamás dio nuestra tierra. 

Desde aquí quiero dar las gracias a Jesús y Esther por abrirnos tan amablemente las puertas de su casa.

2 comentarios:

  1. Que conste que la cepa es peleña. Buen artículo, solo por mencionar, Catalina Arroyo es la abuela del gran escritor extremeño Sánchez Adalid.

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  2. Efectivamente, un saludo para tí y otro para "el abuelo".

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