domingo, 15 de octubre de 2023

DON BENITO. LAS PUERTAS DEL AGUA


Los huecos de los desagües siempre llamaron mi atención.

Imaginaba que estas puertas, siempre abiertas, conducían a mundos extraordinarios como los creados por Tolkien, similares a La Puerta de Durin, la entrada principal al reino enano de Moria. 
 
La puerta parlante que Alicia debe cruzar para entrar en el País de las Maravillas. 
También podían ser puertas secretas a casas del famoso ratoncito Pérez, cuya residencia principal se encuentra en el centro de Madrid, junto a la Puerta del Sol.
 
 

 
 
Son elementos que, en la mayoría de los casos, no cuentan con ningún tipo de ornamento que haga justicia al noble fin para el que están destinados, dar salida al agua de lluvia que recoge la cubierta de la vivienda.
 
La mayoría de los bajantes de nuestra ciudad, están empotrados en la fachada, supongo que por estar sujetos a ordenanzas municipales.
 
 

 
 
Otros canalones vierten directamente desde arriba y tienen formas caprichosas, como dragones.
Recuerdo que, en la salida de los bajantes del interior de las casas, antiguamente se colocaba una tinaja para recoger el agua de lluvia, “agua llovida para los garbanzos” decía mi abuela Juana.
 
En la actualidad no creo que sea muy recomendable esta práctica, debido a la contaminación. Para su desinfección, hay que hervir el agua de lluvia por un mínimo 5 a 10 minutos.
 
 

 
 
En algunas zonas de España a los bajantes colocados en el exterior de las fachadas, suelen incorporarles símbolos para ahuyentar el mal, las llamadas “Caras del Agua”. 
 
En Don Benito no encontré ninguna de estas “caras” pero si en la vecina Villanueva de la Serena, en la fachada de una casa situada en la calle La Haba un bajante decorado con rostros de angelotes o cupidos, son de hierro fundido, este tipo de relieves estuvieron de moda entre los años 1880 y 1930.
 
La finalidad de estas “caras de agua” era principalmente estética y apoyada en creencias populares, también servían para ahuyentar al demonio y otros espíritus del mal. 
 
Por lo tanto, eran guardianes y protectores de aquellos lugares donde estaban dispuestas, lástima que estén tan mal conservadas, su función estética ya la perdieron hace tiempo, pero… ¿Quién sabe si aun conservarán su función de protección?
 
En la antigüedad, en el mundo Romano, ya se documentan estas caras como amuletos protectores en las casas.

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