martes, 31 de octubre de 2023

DON BENITO. LA TIA MANDILES.

 


Cuenta una vieja creencia del país del sol naciente, Japón, que cuando una persona mayor muere, su pareja no le sobrevive mucho tiempo. Es debido a que los lazos que les han unido durante toda la vida se rompen.

 El alma del fallecido, que trata de aferrarse a la persona con la que ha compartido su vida, es recogida por una criatura que ha decidido la hora de su muerte, y parte del alma de la persona amada también es arrastrada por esta demoníaca criatura.

 Los ancianos que lloran sin cesar la pérdida del ser amado con el que han compartido su vida, van perdiendo poco a poco el resto de su alma, que sale de su cuerpo por los pies, ese es el motivo por el que lo primero que pierden es la capacidad de caminar, en segundo lugar, la de hablar y finalmente la de sentir, hasta que… les llega la muerte.

 Los protagonistas de esta historia, María y Victorino nacieron el mismo día, con una diferencia de un año, el viernes 8 de junio de 1883 y 1882, respectivamente. Al vivir en una ciudad pequeña como era Don Benito en aquella época, que tenía una población de casi 15.000 habitantes, se conocían desde muy temprana edad.

 Contaba la ciudad en el año 1883 con dos escuelas para cada sexo, María estudiaba en la de mayor prestigio y Victorino en la más modesta, debido a su inferior clase social; pese a ello, sus familias nunca se opusieron a esta relación y llegada la edad casadera ambas familias bendijeron su unión.

 Parte de su precioso ajuar le fue encargado a una de las modistas más prestigiosas de la ciudad, una joven natural de Mengabril llamada Inés, y que casualmente compartían, aparte de confidencias, día de nacimiento.

 Contrajeron Sagrado Matrimonio en la iglesia de Santiago Apóstol el domingo 15 de junio de 1902, fue un día muy caluroso, pese a ello, asistió lo más granado de la ciudad, incluso el alcalde D. José Rosas Martín y el teniente de la Guardia Civil, jefe de la línea, perteneciente al 11º Tercio y Comandancia de la provincia, su amiga Inés no asistió, por encontrarse de luto debido a la muerte de D. Vicente, su padre.

 La familia de María les había regalado un viaje, que consistía en una estancia en uno de los balnearios más visitados de España en esa época, el de Baños de Montemayor (Cáceres). La partida de los recién casados estaba prevista para el día 20 y antes María, quería visitar a su amiga Inés para despedirse.

Una terrible noticia corrió como la pólvora por toda la ciudad, algo estremeció los corazones del joven matrimonio, pues la costurera no era otra que Inés María Calderón Barragán, y junto a su madre, Doña Catalina Barragán, habían sido brutalmente asesinadas la noche del 18 al 19 de junio.




Decidieron suspender el viaje, pues los ánimos de María no estaban muy bien que digamos. Victorino portaba bajo el brazo el periódico "La Región Extremeña", que se hacía eco de la noticia, decía así:
“Anoche fueron aquí asesinadas, cuando se hallaban durmiendo, Catalina Barragán y su hija Inés. El cadáver de ésta última presenta más de catorce heridas en el cráneo. Se cree que con el deseo de violar a Inés, que era una joven muy hermosa, fue el que motivó la perpetración del crimen. Se ignora quien sea el autor del delito: éste ha causado honda impresión en la localidad”.
La lectura de la crónica por parte de Victorino causó gran impresión en su joven esposa, que incluso le ocasionó perder el conocimiento, cayendo desmayada.
El entierro de las victimas fue una gran manifestación de duelo, el cortejo fúnebre ocupaba una extensión de dos kilómetros. Los comercios y todos los establecimientos públicos cerraron sus puertas aquel día y una gran multitud despidió consternada el paso de los féretros.
En las esquinas de las calles se dice fijaron carteles indicando que se recompensaría con 500 pesetas a la persona que pudiera dar alguna pista sobre el monstruoso crimen.
María, no pudo asistir al entierro, estuvo postrada en la cama durante varios días con un fuerte decaimiento anímico y pérdida de interés por todo. D. Pedro, el médico, les recomendó que realizaran el viaje que habían suspendido a Baños de Montemayor y dijo:
- Aprovechen el tiempo, solo tienen una oportunidad para vivir su vida y busquen su felicidad. No hay otra oportunidad.
Así lo hicieron y tomaron el tren que los llevaría desde Don Benito a Plasencia y desde allí por carretera hasta Baños. La estancia en el balneario, hasta el momento había sido muy efectiva y positiva para el estado de ánimo de María, que poco a poco fue recuperando las energías perdidas.
Hasta que una tarde, coincidieron en el comedor con una famosa clarividente, que afirmaba tener la capacidad de obtener información sobre una persona o un acontecimiento físico mediante la percepción extrasensorial.
Nada más tocar la mano de María, la vidente se estremeció y dijo:
- Un terrible evento te ha traído hasta aquí, veo a una bella mujer…. Pero por su rostro… ¡corre sangre! Sangre que no dejará de brotar hasta que se haga justicia para ella y también para su madre.
Aterrada ante la visión, la vidente soltó de golpe las manos de María, a las que fuertemente se agarraba y se sentó en una de las sillas del comedor.
El camarero, con su lito, la abanicaba tratando de reanimarla.
- Estoy bien, estoy bien, gracias, respondió la vidente.




María, se quedó petrificada tras escuchar a la vidente, y se sentó a su lado para seguir sabiendo de las visiones de la mujer.
Ahora la vidente tomó la mano izquierda de María, y dijo:
- Veo un terrible evento que a mitad de siglo asolará esta tierra como un vendaval, yo ya no estaré aquí, pero distingo a mujeres llorando, por sus padres e hijos y a viudas por sus maridos, tú estás entre ellas.
- ¡Vámonos María! dijo Victorino, no hagas caso a esta vieja charlatana.
- Lo siento, pero es lo que yo veo, añadió la vidente.
Y abanicándose con un viejo paipay filipino vio cómo se marchaba la joven pareja sin despedirse y una leve sonrisa se dibujó en su decrépito rostro.
Al día siguiente, el joven matrimonio hizo las maletas, y regresaron a Don Benito, coincidió su llegada a la ciudad con la liberación de Carlos Suárez y del joven Saturio Guzmán, que en un principio fueron procesados como sospechosos del ya famoso crimen, del que ya se había hecho eco todo el país.
El padre de María le puso al corriente de las últimas noticias al respecto, que un artesano llamado Alonso Camacho, desde la esquina de la Calle Valdivia, había sido testigo de cómo en aquella fatídica noche, y ayudados por el sereno, Carlos García de Paredes y Martín de Castejón entraron en la casa y son los presuntos asesinos.
No tuvo buen fin este artesano, dicen que bebía más de la cuenta y poco se supo de su vida pues emigró a América para ya nunca volver a Don Benito. Falleció poco tiempo después y también violentamente, en Argentina, a la salida de un bar de Buenos Aires y tras recibir veinte puñaladas, una menos que la joven costurera.
Pasaron los meses, todo el pueblo festejó el veredicto, los acusados fueron declarados culpables.
Pedro Cidoncha Ramírez, el sereno, fue sentenciado a dos penas de 20 años de reclusión por cada muerte, más 6 años por tentativa de violación como coautor de los delitos. Falleció de pulmonía en noviembre de 1921 mientras cumplía condena en el penal de San Miguel de los Reyes (Valencia) según sus familiares allí sufrió grandes calamidades, frío, hambre y pena.
Paredes y Castejón fueron ejecutados en el patíbulo que se levantó en el patio de la cárcel, el 5 de abril de 1905.
Poco a poco la ciudad fue recuperando la normalidad, pero María no dejaba de pensar en aquella vieja vidente, el recuerdo de la predicción que le hizo no dejaba de atormentarla.
Una de aquellas mañanas de jaqueca, tras una noche de terribles pesadillas, decidió ponerse en contacto con el balneario para ver si le podían facilitar algún dato sobre aquella mujer, quería saber más acerca de su presunto fatal destino.
Al cabo de unas semanas, recibió una amable carta del director del balneario en la que le daba cuenta sobre aquella excéntrica mujer, en la carta también se apuntaba una dirección.




María no quería que su marido supiera de sus intenciones y con la excusa de visitar a unos parientes, tomó camino de la dirección facilitada, no le fue fácil de encontrar, se localizaba en una finca a la que se accedía siguiendo el antiguo Camino Real, una de las principales vías de transporte que existían en Extremadura durante el siglo XIX.
En el porche de una desvencijada casa y rodeada de gatos, se encontraba aquella extraña mujer.
- Por fin has venido. Te estaba esperando, sabía que vendrías.
La mujer confesó ser la reencarnación de una sacerdotisa de Apolo y poseer el don de la clarividencia y que la muerte la estaba ya acechando; tenía una cita ineludible con Caronte, el barquero que lleva las almas de los muertos al Hades, donde sería juzgada para decidir su lugar de descanso.
- Dame tus manos, niña - le dijo.
- Ya no veo rostros ensangrentados a tu lado, se hizo por fin justicia. Una gran noticia recibirás por primavera, el ansiado hijo ya habita en tu vientre, será una niña.
Por fin recibía una buena noticia, que por un momento la hizo olvidar el motivo de su visita.
- En cuanto a tu visita, te diré María, que hay personas que creen que el destino es como un río que fluye en una sola dirección. Pero yo le he visto la cara al tiempo y es como un océano en la tormenta.
- Pasado este tiempo de injusticias y reivindicaciones, una terrible guerra asolará esta región, nada permanecerá en pie, ni tan siquiera esta casa, ni sus cimientos, y mi vida tan solo habrá sido un vago recuerdo para aquellos que me conocieron.
Pero no hay que perder la esperanza, esperemos que el destino cambie de dirección, pues como te digo, a veces, es caprichoso.
- Toma, conserva este amuleto que te entrego, es muy antiguo, siempre lo he llevado conmigo, es el Ojo de Horus. Tiene propiedades mágicas, es un símbolo que aporta plenitud. Entre sus propiedades destacan la protección y la curación, no te separes de él nunca.
El conflicto al que se refería la vidente era la Guerra Civil que tendría lugar entre los años 1936 y 1939 en España y el terrible evento en la familia de María, será la muerte de su padre durante la contienda.
- Victorino lleva conmigo desde que tengo uso de razón, no sé qué sería de mi vida sin él a mi lado, conservaré esto que me das como mi bien más preciado, y lo llevaré hasta el día que me muera cerca de mi corazón.
Nunca más volvió a saber acerca de aquella extraña mujer, ni tan siquiera conoció su nombre.




Vino al mundo, como le habían profetizado, su primogénita, un 20 de marzo; era una niña fuerte y sana a la que pusieron por nombre Inés, en recuerdo de su desdichada amiga.
Su infancia transcurrió feliz al lado de sus padres.
- Hija mía, eres el mejor regalo que he recibido. El sol de mis días y la alegría en mi alma.
Pasaron los años y la niña, ya una mujer de insuperable belleza, por la que suspiraban todos los mozos de la ciudad también quiso casarse, parte de su ajuar fue herencia de su madre, aquel que con tanta maestría había bordado la desdichada Inés María.
Pero esa boda nunca se celebraría, pues los peores presagios de la vieja vidente se cumplieron. Don Benito y el resto de España se vieron envueltos en un terrible conflicto, que es la peor de todas las guerras, la guerra civil.
El prometido de Inés ingresó en la milicia y desgraciadamente fue uno de los primeros en caer.
También el padre de María fue subido a un camión una de aquellas mañanas tras estar varios días preso en la cárcel del ayuntamiento y nunca más lo volvieron a ver.
Al igual que el resto de la población, la familia sobrevivía como podía, pues a la guerra había que sumarle una profunda crisis, Victorino ya no podía trabajar, y el único sustento de la familia procedía de la herencia de María. En numerosas ocasiones tuvieron que buscar cobijo en el refugio de la iglesia de San Juan, que era el más cercano a su casa, pues los bombardeos eran terribles.
María, durante aquellos bombardeos, se aferraba fuertemente al amuleto que le había proporcionado la vieja vidente, el Ojo de Horus, también besaba las estampas de su Virgen de la Cruces, a la que tantas veces encomendó la protección de su familia.
La inactividad y la falta de recursos le acarrearon a Victorino una fuerte depresión que le llevó a refugiarse en la bebida, el dinero se acabó y las pocas alhajas de María se fueron mal vendiendo.
Un antiguo amigo de la familia fue amasando una gran fortuna a costa de la desgracia de sus vecinos, aunque no fue el único usurero en ver aumentado su patrimonio durante el conflicto. A la familia ya solo le quedaba aquella extraña joya, regalo de la vidente.
El antaño amigo, se percató del gran valor de la joya egipcia y les hizo una oferta que no pudieron rechazar y apremiados por la necesidad, le entregaron la pieza.
A partir de esa fecha, día de Todos los Santos, que ya sería maldita para siempre en el calendario de María, las desgracias se cebaron en la familia; aquella hija de primorosa belleza fue alcanzada por un terrible asesino, una de las infecciones más mortales de la historia, conocida como "la capitana de la muerte", la tuberculosis.



La guadaña segó la vida de la joven, hija única y bien más preciado de la familia y en uno de aquellos bombardeos su casa fue totalmente arrasada, afortunadamente salvaron milagrosamente la vida.

En la mente de María resonaba el eco de las palabras de la vidente "conserva este amuleto y no te separes de él nunca" se sentía culpable de todo cuanto les pasaba y por haber despreciado el consejo.

Pero no sería el último infortunio que sufriría, pues Victorino llevado por el alcohol que alimentaba su depresión decidió arrojarse a las vías al paso del tren para terminar de esta manera horrible con su vida.

Sin marido, sin hija y carente de recursos que sería de su vida, se preguntaba.

Tenía ya casi 60 años y las cicatrices del tiempo habían borrado todo rastro de belleza de su rostro, se vislumbraba un futuro sombrío.

Era tiempo de posguerra, tiempo de hambre y la que antaño se codeó con lo más granado de la sociedad extremeña de principios de siglo, ahora se encontraba en casa de una vecina y casi mendigando un trozo de pan que llevarse a la boca. Trabajó duro fregando suelos y cuantas tareas domésticas fue capaz de realizar.

Siempre enlutada era conocida como “La Tía Mandiles” pues siempre llevaba esta prenda destinada a proteger la ropa desde lo alto del pecho hasta por bajo de las rodillas.

Acabó postrada en la cama, la mala circulación le había ocasionado gangrena en ambas piernas y tuvieron que amputárselas. La caridad de su vecina Luisa fue la única ayuda que recibió, pero esta pobre mujer también estaba ya muy mayor. María presentía aquel otoño que al igual que las hojas de los árboles que veía desde su cama, por fin su vida se desprendería de este mundo. 

Ni luisa ni María eran ya capaces de salir por sí mismas a la calle. Se instalaron en la parte alta de la casa. La comida se la ponían en una cesta y Luisa con una cuerda la subía a través de la pequeña ventana del "doblao", pues la planta baja la tenían alquilada a varias familias de comerciantes, renta que les proporcionaba lo suficiente para no pasar hambre.

María tenía todos los síntomas de cuando se aproxima la muerte, comenzaba a dormir más, ya no distinguía la noche del día. Perdió el control de sus necesidades fisiológicas y empezó a tener experiencias de visiones, afirmaba que una noche la visitó su amiga Inés María para reconfortarla; y que otra noche vio a su marido e hija a los pies de su cama. En un momento de lucidez pidió a Luisa que buscara en el pequeño baúl donde guardaba sus recuerdos una foto de su marido e hija para tenerla junto a su pecho, al buscar la foto, Luisa, encontró en el fondo del baúl una pequeña bolsa.

- ¿Qué es esto? preguntó a María.

- A ver, tráelo, no veo desde aquí.

Con sumo cuidado abrió la bolsita y dentro estaba... el Ojo de Horus.

Los cambios en el patrón de respiración de María en ese momento se hicieron evidentes. El supuesto amuleto, sin saberlo, siempre estuvo a su lado, el viejo amigo les dio el dinero, pero agradecido por los favores prestados, nunca se lo llevó.

Aquella misma noche, en su delirio la visitó una criatura demoníaca que reclamaba el resto de su alma, y horrorizada ante la visión María, expiró su último aliento, mientras la criatura que la reclamaba reía a carcajadas, era el espectro de la vieja vidente.

 “La superstición trae mala suerte”. Umberto Eco.






27 comentarios:

  1. Me a encantado el relato un poco macabro,pero en esos tiempos cuántos se podrían contar igual o parecido

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  2. Triste época la que les tocó vivir

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  3. Me ha gustado mucho el relato, muy apropiado para la época que estamos, supongo que dentro de la ficción hay mucha realidad, enhorabuena y a seguir con tus historias que nos entretienen cada día 😊

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  4. Buenos días Antonio , un relato muy macabro , como cada año nos deleitas con ellos , el final horrible, pobre María! Gracias por todo 👏🌹

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  5. Buenos días,era de esperar que el relato terminará así, esperando más relatos sean o no verídicos

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    1. Pues todos los que publico tienen su punto de veracidad. Un saludo

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  6. Enhorabuena por el relato , cada año te superas 👏👏

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  7. Enhorabuena por el relato, sigue deleitándonos con otras historias

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  8. Me ha encantado , gracias

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  9. Me a gustado a pesar del tópico del "crimen de Don Benito" quienes lo conocemos nos ha parecido que utilizas el tópico para narrar unos desgraciados hechos que se conocen en todo el pais.
    Aun así me gustado
    Saludos a los calabazones que estén por aqui

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    1. Gracias! Todos los años es un evento o personaje es el que da pie al relato, aunque no lo creas, todavía hay gente que no sabe de ciertos detalles sobre el famoso crimen, en esta ocasión he dado apuntes que no son conocidos por la gran mayoría, como el lugar de nacimiento de Inés María o la muerte del sereno, que son fruto de investigaciones en las que he participado. Un saludo

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  10. Genial, me ha gustado muchisimo

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  11. Enhorabuena!! Me ha gustado mucho!!.. gracias!!

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  12. Enhorabuena! Me ha gustado mucho el relato de principio a fin. Gracias por compartirlo!!!

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  13. Una historia muy triste 😢😢😭😭 enhorabuena dovane

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  14. Muy interesante, gracias

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  15. Ha estado muy interesante Antonio!! Enhorabuena 👏👏

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