domingo, 22 de octubre de 2017

DON BENITO. El abuelo, el colt y el grillo.


Al leer la efeméride del 23 de octubre que conmemora la muerte del escritor Zane Grey, célebre por sus novelas del lejano oeste americano, de las que escribió casi un centenar llegando a vender millones de ejemplares en todo el mundo, recordé de nuevo a mi querido abuelo Eusebio.

Mi abuelo Eusebio en compañía de mi padre y unos amigos - Foto: Candela - Don Benito

Zane Grey
Recuerdo aquellas interminables tardes de verano en la pequeña cocina de su casa, habitación de suelo tan irregular que impedía que las puertas se cerraran, estábamos siempre en silencio, pues no nos dejaban hacer ruido “entre siesta” (por eso soy tan callado, no me gusta molestar) él  leyendo una vieja novela del oeste, de hojas amarillentas y con el cigarrillo en la boca, ya casi apagado, aquel “caldo de gallina” que siempre terminaba por dejar caer su ceniza al paso de alguna página en su camisa, y yo… con el “colt” de juguete que me trajeron los “reyes” siempre a mano (por si caso)


e intentado dibujar la portada de la novela,

Dibujo que hice allá por los 70

también poniendo un trocito de lechuga a su grillo, siempre solía tener uno en una pequeña jaula de plástico y su canto nos hacía salir de la cocina y trasladarnos a alguna lejana pradera americana.


Aquellas novelas que se compraban en los kioscos e incluso se intercambiaban entre amigos como los cromos, ejemplares que solían tener el lomo reforzado con cinta adhesiva, también algunas estaban forradas pues pasaban de mano en mano, de títulos tan llamativos como: “Balas y besos saben a muerto”,  “Lluvia de plomo” o “El fabricante de viudas” y que con tan solo leer la primera página hacían sonar en mi mente las pegadizas melodías de Ennio Morricone.




Autores de nombres tan llamativos como: Silver Kane, George H. White, Edward Goodman o Marcial Lafuente Estefanía, éste último, el mejor escritor de novelas de este género del mundo y que curiosamente era español, cuenta su biografía que sus primeras novelas las escribió este toledano sobre papel higiénico desde la cárcel cuando estaba preso de la dictadura.

Marcial Lafuente Estefanía
Con el paso del tiempo supe que muchos de estos nombres tan “americanos” eran seudónimos de escritores españoles cuya forma de ganarse la vida era escribiendo este tipo de novelas, bien se dice que el hambre agudiza el ingenio, estos escritores fueron en su mayoría menospreciados, pues han sido tachados de autores menores, una gran injusticia, pues gracias a ellos muchos de nosotros nos aficionamos a la lectura.

Tampoco faltaba alguna de estas novelas en las antiguas barberías, libros que podías pausar hasta la próxima cita con el peluquero y reanudar hasta que al cabo de varios cortes de pelo conseguías terminarla, también me ha dicho mi peluquero (saludos, Antonio Barroso) que en las peluquerías estas novelas se vendian,  de segunda mano, a 1 peseta.


Principalmente los lectores de este tipo de novelas éramos los hombres, el género femenino se decantaba por el polo opuesto, las novelas de la famosa Corín Tellado (no haya que olvidar que es la autora más vendida en lengua española, con 4.000 títulos publicados a lo largo de una carrera).


Los dombenitenses de nuestros días tenemos la suerte de contar entre nuestros paisanos con una gran escritora de notable éxito dentro de la novela romántica, Mercedes Gallego, a la que pedí una pequeña reseña sobre su persona y obra para ilustrar este artículo y que amablemente accedió a mi petición.


Me cuenta en su carta:

“Mi nombre completo es Mercedes Pérez Gallego aunque utilizo el segundo apellido para mis publicaciones. Nací en Don Benito, en el año 62.
Estudié Magisterio por la rama de Ciencias Sociales y he vivido durante veintiséis años en Badajoz, donde he trabajado en un proyecto para mujeres en riesgo de exclusión social dando clases de Graduado. Aunque mi ilusión frustrada  fue trabajar de docente en Instituciones Penitenciarias, ésta  ha sido una experiencia más que gratificante en mi vida, de la que he salido convertida en mejor persona.

Apenas había cumplido los 14 años cuando empecé a llevar un diario.  Me apasiona poner en papel lo que veo y siento, por eso también he recurrido a escribir “diarios de viajes” en cada ocasión que he podido pisar suelo desconocido. Conozco Extremadura de norte a sur ya que durante cinco años trabajé como vendedora de  libros a domicilio; he  visitado bastantes ciudades de España y algunas de Europa. Me encanta Berlín, pero, sin duda, mi país “fetiche” es Escocia.

Hace algo más de  tres años inicié un blog que llamé Tintadreams  en el que plasmo mis relatos, cuentos y reflexiones (he descubierto que me encantaría ser articulista).


Hasta el momento (octubre de 2017) tengo en el mercado 7 novelas de corte romántico; algunas de trasfondo histórico y otras contemporáneo. Con HQÑ he publicado «Mo duinne», «Mo fàil»  y, próximamente «Intruse». Con Ediciones RNR de editorial B, «El compromiso» y «Asuntos pendientes». Y con Editorial LxL, «Regalo del cielo», «Nayeli» y «Con patente de corso». Actualmente sigo trabajando en nuevos proyectos.



Soy una persona de gustos sencillos: disfrutar de mi familia y amigos; ver cine, leer, leer, leer...y escribir, por supuesto”.

Muchas gracias "prima" en mi nombre y en el de todos los lectores de mi blog por estas líneas que nos hablan de tí como persona y como escritora.

Tenemos en común algunas pasiones, entre ellas los libros, te cuento que guardo todos los que me regaló mi abuelo, son de lo más preciado que tengo, aunque no son "best sellers" ni tienen encuadernación de lujo, la mayoría son viejos y reparados por él mismo, incluso a alguno le faltan páginas. 

Edición de 1923, recuerdo de mi abuelo

Cuánto le echo de menos, solamente coincidimos en este mundo 14 años, un suspiro como aquel que dice, se marchó cuando empezaste a escribir tu diario, pero dejó en mí una huella imborrable, aunque te he de confesar que le he sentido a mi lado a lo largo de toda mi vida y que le recordaré con cariño y admiración hasta el fin de ella.

Gracias abuelo, por enseñarme que los grillos no solo cantan de noche, te quiero.


4 comentarios:

  1. Precioso artículo, y no por la parte que me toca sino por la nostalgia que lo impregna y el cariño a tu abuelo que has sabido transmitir. Un placer colaborar contigo y un honor que hayas pensado en mi para complementar el texto. Ojala yo llegue a tener la mitad de éxito que Corin Tellado...aunque me basta con el aprecio de aquellos que me siguen. Un abrazo.

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  2. Muchas gracias Mercedes, te auguro un gran exito y gracias por asomarte a mi blog.

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  3. Amigo Antonio, te felicito por el sabor de este blog de homenaje a tu abuelo, a su grillo y a aquellas novelas que, a los que ya tenemos algunos años, nos transportaron, como en un viaje astral, a las praderas y desiertos del oeste americano.
    Hace poco me regalaron un librito de aquellos de José León Domínguez, nombre por el que no le conocía nadie. Su nom de guerre era Kelltom McIntire, extremeño, de Higuera la Real, autor de un montón de novelas de ciencia ficción, principalmente, y del oeste. Merece la pena saber algo de él. Ahí dejo este enlace que creo que gustará al amable lector de tu blog:
    https://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op00563.htm

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    1. Muchas gracias por el aporte, ciertamente merece la pena. Un saludo

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